Un panel de expertos en salud de EEUU concluyó que las mujeres deberían hacerse el Papanicolaou o Pap cada tres años para detectar precozmente el cáncer de cuello uterino y recién a partir de los 21 años, aunque ya sean sexualmente activas.
La declaración del Grupo Operativo de Servicios Preventivos (USPSTF por su sigla en inglés) coincide con las guías de tres sociedades científicas oncológicas del país presentadas el mismo día.
A los 30 años, las mujeres deben poder optar por la realización del test cada cinco años si eligen combinar el Pap con el análisis del virus del papiloma humano (VPH).
«Lo importante es la recomendación enfática de realizar el análisis», dijo la doctora Virginia Moyer, que preside el USPSTF y es pediatra de la Escuela Baylor de Medicina y del Hospital de Niños de Texas, en Houston.
La recomendación de realizar el Pap cada tres o cinco años surge de la evidencia de que el cáncer de cuello uterino es de crecimiento relativamente lento, de modo que la experta consideró muy poco probable que una mujer desarrolle cáncer avanzado en unos pocos años después de un resultado negativo.
«Las mujeres que desarrollan cáncer de cuello uterino y mueren por esa causa son las que no se realizan los controles de rutina», dijo Moyer. «El problema no es la mujer que no se realizó un control en un par de años», agregó.
Las nuevas recomendaciones del USPSTF surgen de una revisión de la evidencia disponible de la efectividad del test para detectar lesiones precancerosas y de los efectos adversos físicos y psicológicos del Pap y el análisis del VPH. Las guías aparecen publicadas en Annals of Internal Medicine.
El panel identificó beneficios del Pap cada tres años en las mujeres de entre 21 y 65 años o cada cinco años cuando se combina con el análisis del VPH a partir de los 30 años.
Las menores de 30 años no deberían realizarse la prueba de detección del VPH porque la infección de transmisión sexual, que es común en la población joven, desaparece sola sin elevar el riesgo de desarrollar cáncer.
Las mayores de 65 años controladas de manera regular también estarían protegidas, salvo que tengan un alto riesgo por lesiones precancerosas previas. Hasta contar con más datos sobre la población femenina vacunada contra el VPH, el panel recomienda que las mujeres sigan haciéndose el análisis habitual.
Tres sociedades científicas coinciden
Las guías concuerdan con las de la Sociedad Estadounidense de Oncología, la Sociedad Estadounidense de Colposcopía y Patologías del Cuello Uterino y la Sociedad Estadounidense de Patología Clínica.
Esos grupos respaldan el test con Pap y análisis del VPH cada cinco años a partir de los 30, pero consideran aceptable la realización del Pap cada tres años. Los controles deben realizarse entre los 21 y 65 años en la mayoría de los casos.
En su reporte, publicado en CA: A Cancer Journal for Clinicians y otras revistas, el grupo estima que sin el control, entre 31 y 33 de cada 1.000 mujeres de EEUU desarrollarían cáncer de cuello uterino. Con un Pap cada tres años, la cifra se reduce a entre cinco y ocho cada 1.000 mujeres.
«Los controles excesivos y cada vez más sensibles detectan infecciones primarias benignas que sería mejor no identificar», opinó Philip Castle, director del Instituto de la Sociedad Estadounidense de Patología Clínica, que participó de la redacción de las guías.
«Ir más allá de lo que recomienda la evidencia puede dañar a los pacientes y no debería minimizarse», agregó. Eso incluye los efectos psicológicos de un resultado anormal, seguido de algunos procedimientos de control uterino que aumentan la posibilidad de que más adelante la paciente tenga un bebé prematuro.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estiman que, cada año, unas 12.000 mujeres estadounidenses desarrollan cáncer de cuello uterino por una cepa cancerígena del VPH.
Castle consideró que lo más importante es trabajar para que todas las mujeres accedan a los niveles básicos de control clínico, en especial las más pobres, de áreas aisladas.