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FAO lanza campaña contra la malnutrición que genera hambre y obesidad

La Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) lanzó este martes en Roma una campaña mundial para erradicar la malnutrición, que genera no solo carencias alimentarias sino también obesidad, un desafío para buena parte de los países de América Latina y en particular para México.

En un informe, que lleva por título «Sistemas Alimentarios para una Mejor Nutrición», presentado en la sede central de la FAO en Roma, los expertos de la organización calculan que unos 2.000 millones de personas en el mundo sufren de una o más deficiencias de micronutrientes, mientras que 1.400 millones tienen sobrepeso, de los cuales 500 millones son obesos.

«El coste de la desnutrición para la economía mundial en pérdida de productividad y gastos de atención sanitaria es inaceptablemente alto y podría alcanzar hasta un 5% del producto interno bruto (PIB) mundial: 3,5 billones de dólares EEUU, equivalentes a 500 dólares por persona. Casi la cifra del PIB anual de Alemania, la mayor economía de Europa», recalca la entidad internacional.

Si bien la FAO sigue luchando para disminuir el número de personas que padecen hambre en el mundo (870 millones entre 2010-2012), considera crucial combatir la malnutrición y sus consecuencias.

«Se trata de un informe muy importante, porque la malnutrición tiene un costo duradero humano, social y económico», aseguró a la AFP Jomo Sundaram, asistente del Director General de la FAO, el brasileño Graziano da Silva, quien se encuentra en visita oficial en China.

«Para muchos países de América Latina es posible eliminar el hambre, en el sentido de que la población cuente con suficientes calorías, pero resulta más difícil mejorar la nutrición. Se trata de un gran desafío porque en muchas naciones no existe un responsable para la nutrición. Ese asunto lo manejan varios ministerios y por ello es necesario hacer un gran esfuerzo de coordinación», instó el experto.

«El desafío es muy diferente si se trata de un país rico o de un país pobre», explicó Sundaram.

«El país con el mayor nivel de obesidad actualmente es México, más que Estados Unidos. Una política oficial puede marcar la diferencia«, observó.

Según el estudio de la FAO, «el 26% de todos los niños menores de cinco años sufren retraso del crecimiento y el 31% sufre de deficiencia de vitamina A».

«En términos sociales, la desnutrición infantil y materna siguen reduciendo la calidad de vida y la esperanza de vida de millones de personas, mientras que los problemas de salud asociados a la obesidad, -como las enfermedades cardíaca y diabetes-, afectan a millones más», explicó la FAO.

Para combatir la malnutrición, la entidad recomienda una alimentación sana y una buena nutrición, que «debe comenzar con la alimentación y la agricultura».

«La forma en que cultivamos, criamos, procesamos, transportamos y distribuimos los alimentos influye en lo que comemos», sostiene el informe.

La FAO reconoce que el problema es cada vez más evidente en los países con economías emergentes, como China y Brasil, debido al incremento de la población urbana y al aumento de recursos económicos.

La entidad enumera una serie de recomendaciones entre ellas invertir e investigar para aumentar la productividad de cereales básicos, como maíz, arroz, trigo así como de legumbres, carne, leche , verduras y frutas.

También invita a fomentar el papel de la mujer para que logre controlar los recursos e ingresos que beneficien su salud y la de sus hijos, debido a que «casi el 30% de la población mundial sufre de alguna forma de malnutrición».

Por primera vez en la historia, el número de personas con sobrepeso comienza a equipararse con el número de personas subnutridas en todo el mundo.

En Colombia, el 41% de la población tiene sobrepeso; en Brasil el 36%; en China, la proporción de adultos con sobrepeso aumentó más de un 50% entre 1969 y 1992. En Namibia, el 21% de las mujeres tienen sobrepeso; en Zimbabwe más del 23%.

«Aunque se considera a menudo un símbolo de riqueza y abundancia, la obesidad suele ser un signo de nutrición deficiente», subraya el estudio, que invita a los países en desarrollo que avanzan a educar a la población acerca del consumo de los alimentos apropiado para evitar paradójicamente lo que podría ser una abrumadora carga económica y social en los próximos 15 o 20 años.

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