La alimentación sana es uno de los pilares del bienestar. Desde el año 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que se incorporen cinco porciones de fruta y verdura a la dieta diaria. Sin embargo, apenas un tercio de la población del Reino Unido cumple con esta recomendación.
Según investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Oxford, aumentar el consumo de estos alimentos podría salvar miles de vidas. Para medir este impacto, diseñaron un modelo matemático relacionando la dieta con la mortalidad por infarto, cáncer y accidente cerebrovascular.
El análisis de los resultados del estudio indicó que consumir cinco raciones de frutas y verduras por día podría salvar 15.000 vidas, incluyendo 7.000 muertes por ataque cardíaco, alrededor de 5.000 por cáncer y 3.000 por ACV.
Para el Dr. Peter Scarborough, investigador principal del estudio, “cumplir con las recomendaciones alimentarias tendría un efecto enorme sobre la salud pública del país.” En su opinión, es fundamental informar a la población de estos beneficios y ofrecer una variedad de productos más sanos para facilitar la elección de alimentos saludables.
Existe suficiente evidencia de que determinados componentes naturales específicos previenen algunos cánceres. Por ejemplo, el licopeno que se encuentra en el tomate podría reducir el riesgo de enfermedad en la próstata, mientras que compuestos químicos del brócoli estimulan un gen que protege contra el mal en colon.