Científicos que estudian el genoma humano descubrieron que cada uno de nosotros porta alrededor de 20 genes que han estado completamente inactivos, lo que sugiere que no todos los genes desactivados son dañinos para la salud.
Un equipo del Instituto Sanger de Gran Bretaña está desarrollando un nuevo catálogo de lo que denominó variaciones genéticas con «pérdida de la función» (LoF por su sigla en inglés) para ayudar a identificar nuevas mutaciones causantes de enfermedad, y señala que su trabajo ayudará a los científicos a comprender mejor el funcionamiento normal de los genes humanos.
Como parte de un estudio más amplio llamado Proyecto 1.000 Genomas, el equipo creó una serie de filtros para identificar errores comunes en el genoma humano, o código genético completo.
«Las preguntas clave en que nos concentramos para este estudio fueron cuántas de esas variaciones LoF eran reales y qué rol jugarían en la enfermedad humana», dijo Daniel MacArthur, del Instituto Sanger, que trabajó en el equipo.
Los investigadores observaron casi 3.000 posibles variaciones LoF en los genomas de 185 personas de Europa, Asia oriental y África occidental. Sus hallazgos fueron publicados en la revista Science.
Las variaciones LoF son cambios genéticos que están previstos para interrumpir severamente la función de los genes. Algunas son conocidas por causar enfermedades humanas como la distrofia macular y la fibrosis quística.
Los proyectos previos de secuenciación del genoma han sugerido que hay cientos de estas variantes en el ADN, incluso de los individuos perfectamente saludables, pero los investigadores no habían podido decir exactamente cuántos.
En este estudio, los filtros revelaron que en el 56% de las 3.000 posibles LoF analizadas era poco probable que se viera afectada la función genética.
Pero de las variantes LoF reales, 100 suelen hallarse en el genoma de cada europeo, indicaron los investigadores, y 20 afectan a ambas copias del gen, lo que implica que provocarán la pérdida completa de su función.
«Esto muestra que al menos el 1% de los genes humanos pueden apagarse sin causar enfermedad grave», dijo Mark Gerstein, profesor de informática biomédica de la Yale University en EEUU, quien también trabajó en la investigación.
«Pudimos usar la diferencia entre estos genes ‘tolerantes a la LoF’ y aquellos que sabemos que provocan enfermedad en los humanos para desarrollar una forma de predecir si un nuevo cambio descubierto en un gen es proclive o no a causar enfermedad grave», agregó Gerstein.
Chris Tyler-Smith, que dirigió al equipo en el Instituto Sanger, señaló que los hallazgos serían inmediatamente útiles para los actuales estudios de secuenciación del ADN en pacientes con enfermedades específicas.
Los resultados generaron una lista de más de 1.000 variaciones LoF, dijo el autor, «y en la mayoría de los casos se sabe poco o nada sobre cómo funcionan esos genes o qué hacen».
«Estudiando en detalle a las personas que los portan, deberíamos obtener nuevas perspectivas sobre el funcionamiento de muchos genes humanos poco conocidos», finalizó Tyler-Smith.