La hipertensión arterial afecta a uno de cada tres adultos en Argentina, y es el factor de riesgo que produce más muertes e invalidez. En contrapartida, está demostrado que un correcto control reduce significativamente los casos de muerte, accidente cerebrovascular, infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca, daño renal o muerte súbita.
Se suele pensar que con evitar la sal agregada basta, pero según los expertos no es suficiente. Además, según revelan desde la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA), advierten que el adecuado control de la presión arterial aún es una deuda pendiente.
Las dificultades para el control están directamente ligadas al hecho de que la hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa: en general, no da síntomas perceptibles y sólo se puede identificar mediante la medición adecuada y regular de la presión.
Esta falta de control, aseguran en la SAHA, incluye tanto la falta de diagnóstico en la población general (gran parte de la población hipertensa no sabe que lo es) como el abandono de los tratamientos en el caso de los pacientes diagnosticados.
“Es una patología extraordinariamente frecuente que alcanza prácticamente a un tercio de las poblaciones en todo el mundo”, explicó el doctor Fernando Filippini, presidente de la SAHA y así confirma que la proporción en el país coincide con el promedio mundial.
De acuerdo con el doctor Alberto Villamil, Coordinador de la Sección Hipertensión Arterial del Servicio de Epidemiología y Prevención del Instituto Cardiológico de Buenos Aires (ICBA), la reducción de sodio no basta en el manejo es suficiente, sino que debe ir de la mano de la medicación, pero también de un estilo de vida saludable, que incluye determinadas pautas. En conjunto con la nutricionista Carina Perotti las detalló:
• Controlar el peso
La circunferencia de la cintura (cc) saludable debe ser menor a 102 centímetros en hombres y a 88 centímetros en mujeres. A su vez, se considera un peso corporal saludable a aquellas personas que tienen un Índice de Masa Corporal de entre 18,5 y 24,9kg/m2 a cualquier edad. Cabe destacar que una reducción de 10 kilogramos puede generar un descenso de 5 a 20 mmHg de la presión arterial sistólica (presión máxima).
• Identificar la “sal oculta”
Muchos hipertensos suponen que con dejar de agregar sal a las comidas es suficiente, pero pero no tienen en cuenta la “sal oculta”, de ciertos comestibles. El 75% del sodio ingerido proviene de alimentos procesados, como conservas de legumbres, condimentos, frutas en latas, quesos, panes y embutidos. Es por ello que conviene recomendar al hipertenso evitar estos productos. Para complementar, se deben seleccionar panes, galletitas y quesos sin sal.
• Aumentar el consumo de potasio
El incremento de su ingesta produce descenso de la presión arterial que es superior en los pacientes hipertensos que en los normotensos. Así, el potasio se convierte en un aliado para equilibrar los valores. El aporte de potasio recomendado para pacientes hipertensos es de 4 a 5 gramos por día.