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Informe global alerta sobre resistencia a los antibióticos

Un informe global de la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló una alta resistencia a los antibióticos, una realidad que puede afectar a cualquier persona en cualquier país y que «ya es una gran amenaza para la salud pública».

Se trata del primer documento mundial del organismo sobre la resistencia a los antibióticos. El texto pone de manifiesto una grave amenaza para la salud pública en todo el mundo, ya que este problema existe en todas las regiones.

El nuevo informe de la OMS, basado en datos de 114 países, ofrece el panorama más general que se obtuvo hasta la fecha acerca de la resistencia a estos medicamentos.

«En ausencia de medidas urgentes y coordinadas por parte de muchos interesados directos, el mundo está abocado a una era posantibióticos en la que infecciones comunes y lesiones menores que han sido tratables durante decenios volverán a ser potencialmente mortales», dijo Keiji Fukuda, subdirector general de la OMS para Seguridad Sanitaria.

La resistencia se produce cuando las bacterias sufren cambios que hacen que los antibióticos dejen de funcionar en las personas que los necesitan como tratamiento para las infecciones.

«Los antibióticos eficaces han sido uno de los pilares que nos ha permitido vivir más tiempo con más salud y beneficiarnos de la medicina moderna», explicó el funcionario.

En este sentido, advirtió que «si no tomamos medidas importantes para mejorar la prevención de las infecciones y no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, el mundo sufrirá una pérdida progresiva de estos bienes de salud pública mundial cuyas repercusiones serán devastadoras».

El informe, Resistencia a los antimicrobianos: informe mundial sobre la vigilancia, señala que la resistencia está afectando a muchos agentes infecciosos distintos, pero se centra en la resistencia a los antibióticos en siete bacterias responsables de infecciones comunes graves: la septicemia, la diarrea, la neumonía, las infecciones urinarias o la gonorrea.

Los datos «son muy preocupantes y demuestran la existencia de resistencia a los antibióticos, especialmente a los utilizados como último recurso, en todas las regiones del mundo», alerta el informe.

Entre los principales hallazgos del informe se destaca «la resistencia a los antibióticos carbapenémicos, último recurso terapéutico para las infecciones potencialmente mortales por Klebsiella pneumoniae (una bacteria intestinal común) que se ha extendido a todas las regiones del mundo.

Además, la bacteria es una causa importante de infecciones en hospitales, como las neumonías, las septicemias o las infecciones de los recién nacidos y los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos.

«Esa resistencia hace que en algunos países los antibióticos carbapenémicos ya no sean eficaces en más de la mitad de las personas con estas infecciones», dice el informe.

La pesquisa también da cuenta de «la resistencia a las fluoroquinolonas, una de las clases de fármacos antibacterianos más utilizadas en el tratamiento de las infecciones urinarias por Escherichia coli».

En la década de 1980, cuando aparecieron estos fármacos, la resistencia a ellos era prácticamente inexistente. «Hoy hay países de muchas partes del mundo en los que este tratamiento es ineficaz en más de la mitad de los pacientes», informa la OMS.

En Austria, Australia, Canadá, Eslovenia, Francia, Japón, Noruega, el Reino Unido, Sudáfrica y Suecia se confirmó el fracaso del tratamiento de la gonorrea con cefalosporinas de tercera generación, el último recurso terapéutico en estos casos.

Además, la OMS informa que «la resistencia a los antibióticos prolonga la duración de las enfermedades y aumenta el riesgo de muerte”.

«Algunos países han tomado medidas importantes para solucionar el problema, pero es necesaria un mayor aporte de todos los países y todas las personas», convoca la OMS.

Otras medidas importantes consisten en la prevención de las infecciones mediante una mejor higiene, el acceso al agua potable, el control de las infecciones en los centros sanitarios y la vacunación, a fin de reducir la necesidad de antibióticos.

Según la OMS, las personas pueden contribuir «utilizando los antibióticos únicamente cuando los haya prescrito un médico; completando el tratamiento; no dándole sus antibióticos a otras personas ni usar los que les hayan sobrado de prescripciones anteriores».

En tanto, los profesionales sanitarios y los farmacéuticos pueden ayudar mejorando la prevención y el control de las infecciones y prescribiendo antibióticos solo cuando sean necesarios.

El informe, que también contiene datos sobre la resistencia a fármacos para tratar otras infecciones, como el VIH/sida, el paludismo, la tuberculosis o la gripe, «ofrece el panorama más general que se ha obtenido hasta la fecha acerca de la farmacorresistencia», resume la OMS.

La opinión de los expertos

En relación a las conclusiones de este informe, la doctora Susana Devoto, médica infectóloga pediatra y miembro de la Comisión de Vacunas de la Sociedad Argentina de Infectología, dijo a DocSalud.com que antes que usar indebidamente a estos remedios “hay que darle prioridad a otras estrategias y, tanto en la sociedad en general como en los centros de salud, tratar de utilizar recursos no antibióticos para prevenir la aparición de gérmenes, empezando por el correcto lavado de manos”.

“Hay que evitar el uso indiscriminado de antibióticos, crear conciencia en la población para que no se automedique y que considere a los antimicrobianos como una medicación de riesgo, aunque se crea que es inocua no lo es, ya sea porque se hace un uso indiscriminado, por vías o en cantidades inadecuadas, en momentos inadecuados”, enfatizó Devoto.

Por último, la médica infectóloga explicó que “es indispensable que a estos compuestos los prescriba un médico y también es fundamental completar el tiempo de tratamiento indicado por el especialista, sin  dejar de tomarlos cuando se van los síntomas o antes del plazo”.

“Además, sobre todo en invierno, donde más del 80% de los cuadros respiratorios son virales, hay que subrayar que en esos casos el uso de antibióticos no es efectivo y que ante la duda siempre es necesaria la consulta con un especialista. A nivel ambulatorio, el uso indebido de antibióticos es un riesgo seguro porque crea resistencia; a nivel de hospitales, hay que recordar que restringir el empleo de esta medicación significa guardar el recurso para cuando es realmente necesario. Por otro lado, al medicar a un paciente hay que respetar la indicación de recetar los antibióticos de última generación únicamente en los casos en los que se los requiere”, concluyó Devoto.

Consultada por este medio sobre las conclusiones de la OMS, la farmacéutica Silvia Robilotti, dedicada al control de infecciones intrahospitalarias, indicó que “este informe es un alerta, es una foto de la realidad, ya que hoy los gérmenes están multirresistentes a muchos antibióticos”-

“Es fundamental la prevención y que la sociedad tome conciencia acerca de este problema”, indicó la experta para luego enfatizar en que “los gérmenes tienen las estrategias para recombinarse o desafiar al antibiótico y hacerse resistentes”.  

“Cada centro de salud debe trabajar bajo un programa de control de infecciones que se apoye en todas las medidas preventivas, con especial énfasis y con políticas estrictas en los procesos de esterilización y de desinfección de superficies y de elementos de uso entre pacientes”, concluyó Robilotti.

Situación en la Región de las Américas

Según datos de la  Organización Panamericana de la Salud (OPS), que recopiló datos sobre la resistencia a los antibióticos en los hospitales y laboratorios de 21 países de la Regió, en las Américas existe una elevada resistencia de E. coli a las cefalosporinas de tercera generación y a las fluoroquinolonas, dos clases importantes y muy utilizadas de fármacos antibacterianos.

La resistencia de K. pneumoniae a las cefalosporinas de tercera generación también es elevada y generalizada. Por otra parte, en algunos entornos, hasta un 90% de las infecciones por S. aureus son resistentes a la meticilina, lo cual significa que el tratamiento con los antibióticos habituales no funciona.

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