El sensible crecimiento del número de seropositivos de más de 60 años previsto para un futuro cercano representa un desafío médico y social, dadas las dificultades de varios tipos, en particular financieras, que tienen que enfrentar estas personas.
El tema se va volviendo cada vez más apremiante a medida que la primera generación de seropositivos se va acercando a esa edad, gracias al uso de antirretrovirales, indican especialistas.
Estos pacientes viven principalmente en países occidentales, en los cuales se puso a disposición este tipo de terapia a partir de 1996. A ellos se agregarán dentro de unos años millones de personas que viven en países pobres en los que el uso de esta medicación se inició a mediados de la década pasada.
El sida se dio a conocer en 1981. Antes de desarrollarse los tratamientos con antirretrovirales, a menudo los seropositivos terminaban enfermándose al cabo de unos diez años y morían uno o dos después.
Para muchos de los infectados que ahora van llegando a edades más avanzadas, vivir con el VIH probablemente acarree problemas médicos, soledad, oprobio y dificultades financieras, según se afirmó en una charla que tuvo lugar el miércoles durante la Conferencia Internacional sobre el Sida en Viena
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«Siempre hubo seropositivos de mayor edad, pero ahora son muchos más, por lo cual habrá que tener enfoques nuevos en materia de salud pública», estimó el director de ONUSIDA Gottfried Hirnschall para luego agregar que «envejecer con el VIH es más que un desafío clínico, es también un desafío social que no se debe limitar a una parte del mundo».
Para Lisa Power, de la organización de beneficencia británica Terrence Higgins Trust, si bien los seropositivos viven más tiempo que antes, su calidad de vida corre el riesgo de deteriorarse.
Dicha organización interrogó a 410 seropositivos de más de 50 años de edad que residen en el Reino Unido. Los mismos están más a menudo desempleados y tienen ahorros inferiores a los de las personas sanas de edad comparable, tras haber previsto morir antes de llegar a viejos y, por ende, haber ahorrado menos.
Muchos de ellos viven aislados, temen sufrir una doble discriminación por la edad y el sida y están obsesionados por el día en que ingresarán en un hospital o en una residencia de ancianos.
Un estudio presentado por Margaret Hoffman-Terry de la organización independiente estadounidense American Academy of HIV Medicine incluye números que evidencian la entidad de estos problemas.
En Estados Unidos, el número de seropositivos de más de 50 años de edad pasó de 20.000 en 1995 a 120.000 en 2005. Los de más de 55 años tienen tres veces más posibilidades de padecer una enfermedad crónica que una persona sana de 70 años, según Hoffman-Terry.
«En el futuro tendremos pacientes que vivirán décadas y deberemos encontrar la forma de que puedan hacerlo en buena salud», estimó.