Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro acaparan, sin duda, los ojos del mundo. Pero ¿qué es lo que pasa dentro de nuestro cerebro cuando vemos deportes? El neurocientífico Daniel Glaster, del King’s College de Londres, Reino Unido, buscó la respuesta.
«Cuando vemos transmisiones deportivas, se activan distintas zonas dentro de nuestro cerebro, cada una de ellas con una función diferente», dijo Glaster a la BBC y aclaró que este fenómeno se puede comprobar con estudios de imágenes cerebrales.
Pero la gran novedad es que “la zona cuya principal responsabilidad es hacer que el cuerpo se mueva también se activa», por más que la persona no se esté moviendo en lo absoluto.
¿Significa que en cierto modo sentimos los desplazamientos de esos deportistas mientras los observamos? En parte sí. «Simulamos sus movimientos como si los ejecutáramos nosotros mismos para poder predecir mejor, ver mejor y anticipar mejor lo que están haciendo», aseguró Glaster.
Se trata, entonces de un efecto espejo, de una réplica de ese desplazamiento. Pero el científico asegura que hay dos tipos de movimientos. «Uno es una especie de ‘resiliencia motora’, donde se ve cómo la persona se inclina hacia adelante o hacia atrás a medida que lo hace el deportista, y también se concentra o se relaja cuando éste lo hace». En estos casos, esta imitación se traduce en una «empatía directa».
Pero también hay otros movimientos que son «expresiones directas de emociones», ya que se puede saber, al observarlo, si el deportista cuando se desplaza, está triste o feliz.
«Si alguien se está moviendo de forma triste (por ejemplo, en el inicio de la tanda de penales si su equipo está perdiendo) camina de forma diferente que si su equipo es el ganador. Cuando ocurre eso, el cerebro genera emociones tristes dentro suyo, sea o no usted consciente de ello», agregó el experto.
Glaster llama a este fenómeno «contagio emocional» y dice que se trata de una reacción inconsciente que conecta su sistema emocional con la persona a la que está observando.
Pero hay otro aspecto interesante para los espectadores y es que los sentimientos, cuando se ven deportes, se reproducen en el cuerpo. Y lo más interesante, según Glaster, es que «esa expresión corporal de la emoción no significa que, simplemente, estén expresando lo que sienten, sino que esto, a su vez les hace sentir más esa emoción». Y cuando esa emoción, no se puede expresar con el cuerpo, se percibe de forma diferente. Un ejemplo es no poder gritar un gol cuando se tiene a un bebé durmiendo al lado.
Fuentes: BBC Mundo