“La clínica es soberana” es una máxima que hemos recibido de nuestros profesores de Facultad y que aún continua vigente. Desafía el tiempo y cualquier clase de avance médico y cientìfico. Es decir, todo lo que el paciente refiere, como síntoma, queja, malestar o dolor es importante y nunca debe soslayarse.
Las bases médicas no han mutado, y un examen físico lo más completo posible se impone siempre. Lamentablemente, en la actualidad las condiciones del trabajo médico no son las mejores. Los aspectos burocráticos y hasta cuestiones informáticas terminan por ocupar casi el 70% del tiempo de cualquier consulta. Por otro lado, la precarización laboral, y el aumento de la demanda en salud terminan por ahogar y desvirtuar el trabajo del galeno.
De todas formas, aún frente a estos enormes escollos del presente, el profesional del arte de curar, al hacer grandes esfuerzos no siempre reconocidos, conjuga sapiencia y experiencia, se las arregla para armar la vital historia clínica de cada paciente, y poder controlar valores tales como el pulso, presión arterial y peso.
Para concluir, el título de esta breve reflexión se refiere a que la materia Clìnica Médica es la madre de todas las otras especialidades, y el médico clínico es aquel que tiene la mejor oportunidad de conocer los datos completos del paciente, como sus antecedentes, sus cirugías, sus alergias, y la medicación que toma, entre otros.
El laboratorio y las imágenes son solo recursos accesorios y complementarios de los pasos fundamentales de nuestra acción que se inicia con el saludo inicial y con la anamnesis o interrogatorio.
En definitiva, al tomar contacto con el cuerpo del paciente y volver a la antigua y siempre sabia semiología (estudio de los síntomas y signos) de lo que denominamos síndromes y enfermedades, podremos en gran medida intentar restablecer la perdida pero necesaria relación médico-paciente.
*El doctor Natalio Daitch es médico clínico.