La situación de la auxiliar de enfermería infectada con el virus del Ébola en España, Teresa Romero, es «muy crítica», según el Consejero de Sanidad de la región de Madrid, mientras que aumentó a siete el número de personas en observación como susceptibles de haber sido infectadas.
El estado de la paciente se agravó severamente a lo largo de la jornada, en la que se ha elevado a siete el número de personas que permanecen en observación en el Hospital Carlos III de Madrid para determinar si están infectadas por el virus.
El hermano de Teresa Romero confirmó en dicho centro hospitalario, donde está también la enferma, que los médicos han comunicado a la familia el empeoramiento del estado de salud de la infectada.
La secretaria del Sindicato de Técnicos de Enfermería (SAE) de la región de Madrid, Elvira González, declaró a los periodistas que la paciente «está grave, intubada y empieza a tener fallos multiorgánicos».
Romero, la primera persona infectada con ébola en Europa, fue ingresada en el hospital el martes, después de que el día antes las pruebas confirmaron que se había infectado con el virus del Ébola.
La paciente ha estado siendo tratada con plasma extraído de una monja que superó la enfermedad del Ébola en Liberia.
La auxiliar de enfermería pudo contagiarse al tocarse la cara con un guante cuando se retiraba el traje protector tras atender al religioso Manuel García Viejo, quien murió de ébola en Madrid.
La propia paciente lo reconoció ante uno de los doctores del equipo que la está atendiendo y el «accidente» pudo ocurrir en la primera de las dos visitas que realizó a la habitación en la que estaba García Viejo, quien fue repatriado desde Sierra Leona y falleció el 25 de septiembre.
Entre los ingresados en el hospital en observación se encuentra el marido de la enferma, Javier Limón, quien no presenta síntomas; el médico Juan Manuel Parra, quien atendió a Teresa Romero en el servicio de urgencias y quien tampoco sufre molestias; y la doctora de familia que asistió a la contagiada en un centro de salud y está también asintomática.
Otra enfermera del equipo del Carlos III encargado de la atención de los misioneros fallecidos está ingresada pendiente de la primera prueba del virus del ébola, al igual que otro sanitario del mismo equipo, que también aguarda para que se le practique el primer test.
A todos ellos se ha sumado otro médico del Hospital de Alcorcón, cerca de Madrid, que ha llegado sano pero que será sometido a «vigilancia activa», y posteriormente ingresó también un sanitario del Servicio de Urgencia Médica de Madrid.
Fuera del hospital, medio centenar de personas están siendo sometidas al protocolo de vigilancia en su domicilio, y que consiste, fundamentalmente, en tomarse la temperatura dos veces al día.
La ministra española de Sanidad, Ana Mato, declaró hoy que se está estudiando modificar los protocolos de actuación ante el ébola para que los profesionales sanitarios en contacto directo con pacientes infectados sean considerados personal de riesgo y hacerles un seguimiento más activo para aumentar su protección.
En medio de las críticas de colectivos sanitarios y la oposición política, el gobierno regional de Madrid defendió hoy el protocolo seguido en el tratamiento de los dos religiosos repatriados y lamentaron que el único caso de contagio hasta ahora se deba a «un error humano, un acto reflejo» de la sanitaria enferma.
«Vamos a seguir este protocolo, porque se ha demostrado que funciona», señaló hoy el portavoz del gobierno regional, Salvador Victoria.
El Gobierno de España también ha sido objeto de las críticas y el principal partido de la oposición, el partido socialista (PSOE), reclamó la creación de un comité de crisis al más alto nivel, encabezado por el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, para mejorar la coordinación, seguimiento e información en la crisis del ébola.
El portavoz de ese partido en el Congreso de los Diputados, Antonio Hernando, declaró que es importante que, ante la inquietud de los ciudadanos, el Gobierno dé información «diaria y puntual» sobre la evolución de la enfermedad y las actuaciones que está llevando a cabo.
Aunque varios colectivos reclaman la dimisión de la ministra de Sanidad por esta crisis, el portavoz socialista consideró que aún no es el momento de solicitar su cese, pero criticó que Rajoy haya avalado su gestión cuando «aún no se sabe qué ha pasado».