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La humedad, los cambios climáticos y la contaminación aumentan la aparición de alergias oculares

Las alergias oculares más frecuentes son las estacionales.

Enrojecimiento, picazón, lagrimeo y hasta secreción mucosa del ojo pueden ser los síntomas de una alergia ocular que, al igual que otras, se desencadena con un alérgeno. “Se trata de una respuesta exagerada del sistema inmunológico del ojo, es decir el sistema que lo defiende de los microorganismos, ante una partícula externa que en otras personas puede no producir ningún tipo de respuesta” explicó Alejandro Aguilar, médico oftalmólogo especialista en enfermedades de superficie ocular y Presidente de la Sociedad Argentina de Superficie Ocular (SASO).

«Cuando las condiciones ambientales climáticas son extremadamente variables, con fuertes vientos, alta temperatura, humedad  y gran contaminación del ambiente, el ojo recibe a los alergenos en mayor proporción y el sistema inmune lo toma como una agresión que debe ser detenida”, indicó el especialista para luego agregar que esto hace que “se vaya produciendo una sensibilización sin síntomas visibles, hasta que un día la respuesta se hace más grande y los síntomas alérgicos aparecen”.

La presencia de cenizas volcánicas es otro factor ambiental actual desencadenante. “Durante los meses de erupción del volcán aumentaron las consultas por alergia fuera del período típico de la primavera. Estos residuos producen sequedad ocular, irritación y un síntoma muy característico, como el ardor”, explicó Aguilar. A su vez, la presencia de estas partículas en el aire incrementaron la demanda de colirios.

Distintos tipos de alergia

Los alergenos más comunes son los ácaros del polvo, el polen, pelos de mascotas, esporas de hongos, hongos domiciliarios (de lugares húmedos como baño y cocina) y los cosméticos; estos elementos pueden no ejercer ninguna reacción en determinadas personas pero en aquellas que son susceptibles pueden desencadenar una respuesta desmedida.

Existen diferentes tipos de alergia ocular: están las formas agudas como la estacional (predominante desde el mes de septiembre hasta fines del verano) y formas crónicas, mucho más severas, como ciertas reacciones a las lentes de contacto, las alergias de contacto, la perenne (que se extiende todo el año) y una forma particular potencialmente grave que es la denominada «conjuntivitis atópica».

“Se calcula que hay un 23% de pacientes alérgicos oculares a nivel global, de los cuales el 88% corresponden a alérgicos estacionales” comentó el especialista.

Los usuarios de lentes de contacto están más expuestos a manifestaciones de sequedad ocular que de alergias, ya que éstas pueden actuar incluso como una barrera para el impacto de los alergenos; sin embargo, sí pueden manifestar reacciones a las mismas lentes o incluso a los líquidos que se utilizan para su conservación e higiene. “Los síntomas suelen ser más agresivos que los de una alergia primaveral e incluyen disconfort, ojo rojo y ardor” agregó Aguilar.

Tratamiento

La consulta con el especialista ni bien se detecta una molestia es fundamental. “La primera etapa de una alergia ocular, cuando el ojo reacciona al alergeno, se considera un proceso agudo porque es cuando aparecen todos los síntomas. Si no se tratan a tiempo, pueden avanzar y pasar a una etapa crónica donde aparecen los fenómenos inflamatorios y puede terminar en serias lesiones, sobre todo en la córnea”, advirtió Aguilar.

Normalmente se tratan con productos o medicamentos locales como colirios antialérgicos, sin cortisona. Eventualmente también se puede incluir algún antialérgico de administración oral.  Aguilar explicó  que se trata de evitar la administración de corticoides porque si bien son muy útiles para cortar rápidamente el proceso alérgico, en muchos casos hay un uso posterior sin seguimiento o recomendación del especialista que puede derivar en problemas mayores. “Es muy común que el paciente guarde el medicamento en el botiquín y luego lo utilice otro miembro de la familia sólo porque tiene el ojo rojo. A partir de ese error, podría ocurrir, por ejemplo, que un niño empiece a usarlo porque tiene irritación al salir de la pileta y, ese uso sin control del médico puede fomentar a futuro la aparición de problemas visuales como la catarata y el glaucoma”, aseguró.

Es muy importante la consulta al profesional porque incluso el uso de descongestivos, que quitan el enrojecimiento, pueden aliviar momentáneamente la sintomatología pero no controlar la génesis de la alergia. “Además de generar dependencia y necesitar cada vez mayores dosis, estos descongestivos no resuelven el foco de la cuestión”, concluyó el experto.

Recomendaciones para prevenir reacciones alérgicas

• Si  ya está identificada  la  alergia, evitar el contacto con el alergeno que la dispara.

• Evitar ventilar las casas por la mañana y la tarde, que son los horarios en los que hay más viento y vuela más polen (uno de los principales responsables de las reacciones).

• Usar lentes en la calle, que sirven de pantalla y bloquean la llegada del alérgeno al ojo.

• Usar lubricantes (gotas, lágrimas), que pueden limpiar/remover al alergeno del ojo.

• Si en la casa hay mascotas, no cepillar al animal en un lugar cerrado: hacerlo al aire libre.

• Lavarse el pelo por la noche antes de ir a dormir. El pelo acumula los pólenes, los ácaros del día y cuando uno se acuesta eso queda en la almohada.

• Lavar la ropa de cama. Se recomienda dejarla en remojo en agua caliente entre 10 y 15 minutos y luego ponerle jabón en polvo, así se eliminan los ácaros. Si se agrega el jabón antes del remojo puede recubrir al ácaro, protegerlo y no matarlo.

• Evitar cortinados gruesos y alfombras. Elegir lo sintético porque el ácaro ahí no vive.

• Alejarse de lugares donde se fuma, porque eso genera más irritación.

• Lavarse la cara frecuentemente ya que permite eliminar los alergenos.

• Consultar al oftalmólogo.

 

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