Una varilla que se inserta en el antebrazo de la mujer y garantiza la anticoncepci&oacutoacute;n durante tres años a partir de la liberación de una hormona que inhibe la ovulación comenzó a comercializarse en Argentina y se convirtió en la primera alternativa de implante subcutáneo con efecto de larga duración disponible en el país.
El implante, que consiste en una vara blanda del tamaño de un fósforo que libera en forma continua la hormona etonogestrel, puede retirarse en cualquier momento recuperándose la capacidad de ovular en no más de veinte días.
Este dispositivo, que se comercializa con el nombre de IMPANON NXT, tiene un valor aproximado de $ 1.000 y por el momento no está incluído en ninguno de los planes gratuitos de reproducción responsable. Sin embargo, según declaró Agustina Gianera, Gerente de Producto de la División de Salud Femenina del laboratorio MSD, la farmacéutica está “en conversaciones con el Ministerio de Salud de la Nación y las provincias para que el producto sea incluido en el sistema público”.
Actualmente es utilizado por seis millones de mujeres en el mundo y ha tenido ensayos clínicos en más de 80 países. «Hace tres meses que estamos entrenando médicos tanto del sector público como privado para que al lanzar hoy el producto haya profesionales capacitados», explicó Ginanara.
Fabio Sobral, médico especialista en ginecología y reproducción explicó que «la ventaja del implante subcutáneo con respecto a otros métodos anticonceptivos es que, además de tener mayor eficacia reportada, su acción no depende de la autoadministración por parte de la mujer por lo que no puede haber error en su uso”.
Durante la presentación del producto, Sobral informó que el 80% de los embarazos no deseados se producen en mujeres que se cuidan con algún método pero que hacen un empleo incorrecto.
«Nosotros evaluamos la eficacia de los anticonceptivos con el denominado índice PER, que mide el fallo del método cada cien mujeres en un año», detalló la médica ginecóloga Fabiana Sayegh, a la par que informó que «las pastillas tiene una probabilidad de fallo del 0,3% en un uso perfecto, pero esa cifra asciende a 8% cuando se mide el uso típico o real».
«Peor es el caso del preservativo, que con un uso perfecto sólo falla en un 5%, pero con el uso típico el número llega al 21 por ciento; en los implantes subcutáneos hay una sola cifra que es 0,05 o sea que es más eficaz y no hay variaciones por mal uso», indicó.
Otra ventaja, según la especialista, es que la hormona que libera no es un estrógeno, presente en otros métodos como las pastillas o los inyectables y que puede causar efectos secundarios además de no ser compatible con la lactancia.
«Este método entonces es ideal durante el amamantamiento y también en mujeres que hayan tenido problemas derivados del uso de estrógenos», indicó.
Sayegh también señaló que «el implante es una opción además cuando no puede colocarse un dispositivo intrauterino ya sea por deseo de la paciente, por su acción anovulatoria, por deformidad de la cavidad uterina por miomas o por el antecedente de una enfermedad pelviana inflamatoria previa” y «a diferencia de otros métodos de larga duración, no requiere de controles específicos durante los tres años».
Por su parte, Sobral, quien es el actual Director Médico de Pregna Medicina Reproductiva, remarcó el carácter reversible del método: «El 90% de las mujeres recupera la ovulación dentro de las primeras tres semanas posteriores al retiro del implante, incluso hay mujeres que pueden recuperar la fertilidad en una semana».
Además informó que «no existen prácticamente motivos médicos que impidan a una mujer el uso de este método excepto riesgos cardiovasculares severos, trombosis venosas o antecedentes de neoplasia por el uso de hormonas».
No obstante, aclaró que «en el caso de las personas con una masa corporal superior a 30 la eficacia del método puede disminuir, aunque no se encuentra del todo comprobado».
En referencia a la colocación del implante, que se realiza con anestesia local, los especialistas coincidieron en que «se trata de una práctica muy sencilla que a cualquier médico ginecólogo le resultará posible, incluso requiere mucho menos técnica que la aplicación de un DIU».
Sin embargo, los ginecólogos que quieran aplicar el implante deberán capacitarse y son sólo ellos los que pueden acceder al producto, que no se vende en farmacias, para garantizar que la colocación sea realizada por un profesional.