Los alacranes más peligrosos pertenecen a la especie Tytius trivitattus. Se los puede reconocer por presentar pinzas finas y alargadas, su cola con aguijón y púa con la que se inyecta el veneno y rayas oscuras a lo largo de su tronco.
El hábitat natural de esta especie es bajo los troncos de árboles caídos o entre ramas, detrás de leños apilados o entre las piedras.
Según detalló el médico toxicólogo Carlos Damin, el veneno de estos alacranes “es hasta cien veces más potente que el de una serpiente de cascabel y es muy riesgoso para los seres humanos, en especial para los niños y los ancianos”.
Si se sospecha de que hubo una picadura, trasladar el cuerpo del alacrán para que se lo identifique y se debe concurrir al hospital más cercano entre las dos y seis horas.
De acuerdo con el médico, las chances de recuperación a las dos horas de producirse la picadura son excelentes, mientras que a las seis horas son muy buenas.