La equitación es mucho más que un deporte. No sólo ayuda a mantenerse en forma sino que también pone al ser humano en contacto con el animal y con la naturaleza, al recorrer a caballo bellos paisajes. Son muchos los que coinciden en que esta práctica tiene múltiples beneficios, tanto físicos como psicológicos. Aquí algunos de ellos.
• Mejora el equilibrio vertical y horizontal.
• Ayuda a corregir la postura, ya que el tronco se mantiene erguido.
• Fortalece los músculos del abdomen y de la espalda.
• Como cualquier ejercicio cardiovascular, ayuda a fortalecer el corazón.
• Como el cuerpo del caballo tiene una temperatura mayor a la del ser humano, favorece la circulación sanguínea.
• El estar en contacto con el caballo favorece la confianza, el autocontrol de las emociones y mejora la autoestima.
• Mejora la concentración, la capacidad de atención y, por tanto, repercute de forma positiva en la memoria.
•Que el animal esté bajo nuestro control ayuda a una mejora en la capacidad de atención e inculca sentimientos como el respeto y la responsabilidad.
Más allá de los beneficios, la práctica demanda ciertas precauciones, porque conlleva riesgos que no deben pasarse por alto. Aquí, algunos consejos:
• Tomar clases, ya que los instructores están para enseñar las buenas posturas, los gestos correctos y actitudes adecuadas para practicar sin peligro.
• Precalentar con trote corto y realizar estiramientos antes de montar en la silla.
• Renunciar a esta práctica si se sufre de lumbalgia crónica o malformación vertebral, si está embarazada, si tiene alergia a los pelos de animal o ante el riesgo de sufrir osteoporosis.
• Ponerse al día con las vacunas, sobre todo con la del tétanos.
• Usar casco.