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Madre, dispuesta a donarle el útero a su hija

Eva Ottoson y su hija Sara

Si los médicos deciden avalar el procedimiento, la sueca Sara Ottoson, de 25 años, recibirá el útero de su madre Eva, en un hospital de ese país. El trasplante, que sólo tiene un antecedente en la historia de la medicina, busca resolver los problemas reproductivos de la joven, que sufre el síndrome Mayer-Rokitansky-Kuster-Houser que impidió el desarrollo de sus órganos sexuales.

 

La noticia hizo estallar la polémica en los medios británicos, pero hoy está cerca de ser una realidad. El procedimiento que recibiría Sara fue probado una vez en humanos, con éxito parcial. A su vez, se realizaron diversos ensayos los en animales, desde roedores a monos.

 

«Soy profesora de Biología y el útero es un órgano como cualquier otro», declaró Sara, que vive en Estocolmo. Su madre, residente en el Reino Unido, coincide con ella: «Ambas pensamos que es sólo un útero. Ella lo necesita más que yo».

 

La intervención, si es que finalmente se lleva a cabo, se realizaría en el Hospital Universitario Sahlgrenska, en Goteborg. Mats Brännström, especialista en Ginecología y Obstetricia, sería el encargado de dirigir el trasplante. Su equipo fue el primero en lograr que hembras de ratón que habían recibido otro útero tuvieran un parto normal.

 

Pero el único precedente en humanos data del año 2000, cuando un equipo de expertos de Arabia Saudita implantó el órgano de una mujer de 46 años en una joven de 26, que pocos meses después de la intervención rechazó el órgano.

 

«El problema es que no habían hecho muchos estudios. Nosotros llevamos 10 años investigando sobre los tratamientos inmunosupresores, la conservación del tejido, la fertilidad después del trasplante, las técnicas quirúrgicas, etc.», señala César Díaz García, del Hospital La Fe de Valencia, que colabora con Brännström.

 

La idea de ese médico sueco es «pedir este otoño el permiso a las autoridades y realizar el trasplante, el año que viene». A su vez, el catedrático español agregó: «El proceso sería implantar el útero, esperar un año antes de buscar el embarazo y retirarlo en el mismo momento de la cesárea».

 

a idea de retirar el órgano una vez que la mujer haya dado a luz evitaría los problemas que generan los inmunosupresores a largo plazo.

 

Uno de los problemas del procedimiento son, precisamente, estos fármacos, imprescindibles para la supervivencia de cualquier trasplante. Su efecto sobre el feto no está bien determinado, aunque los últimos estudios no han detectado ninguna influencia sobre la morbilidad del niño.

 

Fuentes: ELMUNDO.es

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