Más del 60% de los adultos mayores de 65 años sufren de hipertensión arterial, una enfermedad silente que no presenta signos reconocibles por quien la padece. Así lo indicó un comunicado del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA).
Sin embargo, hoy se puede “lograr un buen control de la presión arterial en casi el 70% de los pacientes”, aseguró el Dr. Alberto Villamil, Jefe Sección Hipertensión Arterial del ICBA.
“Para ello es fundamental la consulta al médico y que el paciente cumpla con las indicaciones de cuidado personal (dieta, ejercicio, moderación en el consumo de alcohol y no fumar), así como el cumplimiento de la toma de la medicación indicada” agregó el profesional.
Una característica central de esta condición es el aumento de la presión arterial máxima (sistólica) viene acompañado de una reducción de la mínima (diastólica), de manera que la diferencia entre una y otra aumenta significativamente. A esta divergencia entre ambos valores se la conoce como “presión de pulso”, y es un importante marcador de riesgo cardiovascular. Todo aumento de la máxima se asocia a mayor peligro y, en paralelo, cuanto más baja sea la mínima en el adulto mayor, también aumenta el riesgo para el corazón.
Actualmente, se considera como normal una presión arterial máxima menor a 14 y una mínima menor a 9. Para los jóvenes los valores óptimos serían 12 / 8, pero para mayores de 80 años se recomienda un tope no mayor a 15 con una mínimo no inferior a 7.
En el 30% de los pacientes, ya sea por tratarse casos más severos, intolerancia a la medicación, u otras causas, no se puede alcanzar los valores de referencia. Sin embargo, según indica el ICBA, toda reducción de la presión arterial brinda beneficios.
Para tener en cuenta
La hipertensión no es una enfermedad inocua. Luego de varios años sin tratamiento puede producir importantes complicaciones en la función de órganos como el corazón o los riñones, capaces de causar diversas enfermedades, muchas de ellas invalidantes e incluso fatales.
Probablemente el infarto cerebral y la hemorragia intracerebral sean las complicaciones más temidas de esta afección crónica. Una de cada 30 o 40 personas mayores de 75 años padecen un accidente cerebrovascular y, entre ellos, los hipertensos tienen de 2 a 4 veces más posibilidad de desarrollarla.