Los padres de Charlie Gard, informó que el pequeño de 11 meses a que sufría una rara enfermedad terminal, falleció luego de que se le retirará la asistencia respiratoria que lo mantenía con vida.
El bebé de once meses fue trasladado del hospital londinense de Great Ormond Street hacia una unidad de cuidados paliativos para terminar sus días.
«El hospital rechazó nuestro último deseo», dijo Connie Yates, la madre de Charlie, luego de que la Alta Corte de Justicia le rechazara el jueves un plazo adicional antes de detener la asistencia respiratoria.
«Queríamos sólo estar en paz con nuestro hijo, sin hospital, sin abogado, sin prensa. Sólo un momento privilegiado con Charlie, lejos de todo el resto, para decirle adiós con todo el amor posible», declaró en un comunicado.
El hospital indicó por su parte que los médicos habían «intentado absolutamente todo» para responder a las demandas de los padres, pero subrayó que tomar «el riesgo de que Charlie termine de manera imprevista y caótica es un resultado impensable para todas las personas concernidas, que dejarían a los padres sin los últimos instantes con él».
Charlie sufría una extraña enfermedad, el síndrome de depleción del ADN mitocondrial, lo que causa debilidad muscular progresiva en el corazón y otros órganos clave, por lo que se necesita un aparato respirador al no poder realizar la función por sí mismo.
Durante cinco meses el matrimonio libró una larga batalla legal para que le permitieran sacar a su hijo del hospital y trasladarlo a EEUU para recibir un tratamiento experimental, pero perdió sus apelaciones ante tribunales británicos y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo.
La movilización de la pareja recibió el apoyo del papa Francisco y del presidente estadounidense Donald Trump, así como el de los círculos católicos británicos.
Finalmente, el lunes los padres abandonaron su batalla, admitiendo uno de sus abogados que «el tiempo se había agotado», y tomaron su decisión después de ver los últimos escáneres cerebrales practicados al bebé.
Su pedido para trasladarlo a su domicilio fue luego rechazado. Los médicos argumentaron que no podían proporcionarle al bebé cuidados ininterrumpidos en la casa de sus padres y que «el aparato respiratorio no entraría por la puerta principal» de la misma.
Se pusieron entonces de acuerdo con el hospital para que Charlie fuese transferido a un centro especializado.