Hoy Louise Brown, la mujer que será recordada como “la primera bebé de probeta”, cumple 35 años. Desde entonces, los métodos de reproducción asistida avanzaron a lo largo de los años, al punto que apenas dos meses atrás, nació un bebé cuyo embrión fue genéticamente diseñado.
La noticia, dada a conocer por el periódico inglés The Guardian, anunció que el pequeño Connor Levy, nacido el 18 de mayo, pudo ser concebido luego de que una pareja de Philadephia, EEUU, enviara células de sus embriones in vitro a expertos de Oxford, en el Reino Unido, para saber si tenían anormalidades genéticas .Seleccionaran los más saludables para evitar la concepción de niños con problemas genéticos.
El procedimiento, que lleva el nombre de secuenciación de nueva generación ayudó a los médicos a seleccionar los embriones con el número correcto de cromosomas para aumentar las posibilidades de la pareja de tener un bebé sano.
La llegada al mundo del pequeño demuestra cómo la secuenciación de nueva generación, la cual fue desarrollada para leer genomas enteros con rapidez y poco presupuesto, es un primer paso para transformar la selección de embriones en las clínicas de fertilización in vitro, informó el diario para luego agregar que de ese modo se podría prevenir el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y Alzheimer.
Marybeth Scheidts y David Levy, los padres de Connor, habían intentado sin éxito concebir tres veces con un tratamiento llamado inseminación intrauterina.
Más tarde acudieron a la clínica Main Line Fertility en Pennsylvania, quien ofreció a la pareja enviar embriones a in vitro a la Universidad de Oxford como parte de un estudio internacional. Allí, iban a revisarlos para determinar cuáles tenían un número anormal de cromosomas.
Las chances de que un embrión tenga una cantidad errónea de cromosomas suben con la edad de la madre. Para las mujeres en sus 20, uno de cada 10 embriones podría tener un número defectuoso, pero para las mujeres de más de 40, más del 75% de los embriones pueden estar mal.
Estos embriones suelen no implantarse exitosamente en el vientre y generalmente son abortados. Los que llegan a término nacen con desórdenes genéticos como síndrome de Down o de Turner.
Tras un tratamiento convencional en EEUU, la pareja obtuvo 13 embriones. Los médicos tomaron unas pocas células de cada uno y las enviaron al Reino Unido para que puedan leer la información genética. Los expertos revelaron que sólo tres tenían el número correcto de cromosomas.
Tras los resultados, los médicos implantaron uno de los embriones saludables a la mujer y congelaron los otros dos.