Los gobiernos, sindicatos y patronales se aprestan a aprobar en la conferencia anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) una nueva norma contra la discriminación de los trabajadores que sean portadores del virus del sida.
Este proceso resulta fundamental en tiempos de crisis económica y social, pues los lugares de trabajo son buenos puntos de acceso a los programas de prevención del sida, rentables y duraderos, explicó hoy la directora del Programa sobre Sida de la OIT, Sophia Kisting.
La mayoría de los 33,2 millones de personas que viven con VIH en el mundo trabajan y están en sus años más productivos. La experta anotó tres principios básicos a respetar por parte de los empleadores frente a casos de sida: la confidencialidad de las informaciones médicas, la seguridad del empleo y el acceso al tratamiento.
Kisting aseguró que se ha establecido que si esos principios son respetados, el 90% de los empleados de un centro laboral se muestran dispuestos a someterse a pruebas de detección del virus de inmunodeficiencia humana.
Así, la norma que se prepara desde hace más de un año y se someterá a los miembros de la OIT a mediados de mes plantea medidas como el reconocimiento explícito de que el sida es un problema en el lugar de trabajo, pero debe tratarse como cualquier otra enfermedad grave.
Igualmente señala que debe acabarse con la estigmatización y discriminación de los empleados infectados y que no debe exigirse la presentación de diagnósticos relativos al VIH a los candidatos a un puesto, ni a los que ya están empleados.
La OIT considera asimismo que «una infección por el VIH no constituye una causa justificada de despido» y que los afectados «deben tener la posibilidad de trabajar mientras estén médicamente aptos».
Aunque el organismo no tiene registro de ningún país donde esté vigente una legislación laboral discriminatoria contra los trabajadores con sida, la realidad es que ésta existe y generalmente se refleja en la exclusión del empleado con la excusa de su estado de salud, muy a pesar de que esté en condiciones de seguir trabajando.
Se prevé que el plenario de la conferencia de la OIT adopte el próximo día 16 esta norma, que oficialmente se llamará «recomendación» y no será coercitiva para los Estados, aunque será altamente simbólica por ser el primer instrumento de derechos humanos dedicado expresamente a las personas con sida.