La Organización Mundial de la Salud (OMS) avaló aplicar sólo dos dosis de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) en un periodo de seis meses, tras haberse establecido que son tan efectivas como las tres preconizadas anteriormente. La recomendación forma parte de una nueva serie de sugerencias internacionales para la prevención del cáncer del cuello uterino.
Este cáncer es el segundo más letal entre las mujeres y las sugerencias de la OMS para combatirlo se basan en la vacunación y en las pruebas de detección precoz.
Cada año 270.000 mujeres mueren a causa de este mal, con el 85% de la mortalidad en países en desarrollo, no debido a que la incidencia sea mayor en éstos, sino a que las lesiones precancerosas no se descubren a tiempo y terminan en cáncer.
La responsable del Departamento de Salud Reproductiva, Marleen Temmerman, añadió a esa cifra los 500.000 nuevos casos de cáncer del cuello uterino que se diagnostican cada año, lo que sumado al número de mujeres que fallecen a causa de esta enfermedad, supera al total de víctimas de la mortalidad materna en el mundo.
El primer elemento central del enfoque que propone la OMS a los países es la vacunación de niñas entre nueve y trece años para prevenir la infección con el virus del papiloma humano, responsable de la mayoría de casos de cáncer de cuello uterino. En Argentina, las vacunas están indicadas para niñas de 11 años por calendario y son obligatorias y gratuitas.
Actualmente, la vacuna -de la que existen dos marcas patentadas- protege a las niñas y adolescentes en 55 países, donde forma parte del programa de inmunización rutinario y protege contra el 70% de casos de cáncer cervical, causados por las cepas 16 y 18 del virus.
La vacuna debe ser administrada antes de que la mujer empiece su vida sexual, ya que el virus es sexualmente transmisible, recordó la responsable.
El segundo eje de la guía emitida por la OMS es la detección temprana a través de distintas pruebas existentes, entre las cuales las más expandidas son la citología vaginal y la inspección visual con ácido acético.
Una de las principales expertas de la OMS en prevención del cáncer de cuello uterino, Nathalie Broutet, mencionó nuevos métodos, incluido uno que permite identificar el ADN virus y así determinar el riesgo de una mujer de desarrollar este cáncer.
Otra ventaja es que las mujeres sometidas a esta prueba de detección no tendrían que volver a pasarla sino en cinco a diez años, en lugar de cada dos como se recomienda actualmente.
Su obstáculo, reconoció Broutet, es su precio, que se eleva de 15 a 22 dólares, mientras que se desarrolla una versión para los países en desarrollo que costaría en torno a 5 dólares, «pero que sigue siendo cara, pues la mayoría de países en desarrollo no pueden pagar más de 10 a 20 centavos de dólar».
La OMS está alentando a la constitución de un mecanismo de financiación para poder subvencionar estas pruebas para los países de menores recursos, así como la negociación de precios con los fabricantes.
De las mujeres a quienes se detectan lesiones precancerosas, la mayoría nunca desarrolla la enfermedad y las lesiones desaparecen.
Según los datos más recientes disponibles, cerca de 1.000 millones de mujeres entre 30 y 49 años nunca han pasado una prueba de detección de cáncer de cuello uterino.