Las muertes por malaria se redujeron un 20,7 % entre 2000 y 2009, según los datos actualizados hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que informó también de un descenso del 3,4 % en el número de enfermos en el mismo periodo.
Los datos difundidos hoy por esta organización indican que en 2009 se registraron 781.000 muertes a causa de la malaria, frente a las 985.000 del año 2000, y 225 millones de diagnósticos de esta enfermedad, frente a los 233 millones de casos hace 11 años.
Esta dolencia, causada por parásitos transmitidos por la picadura de mosquitos infectados y que es potencialmente mortal, «se ha medido durante mucho tiempo en términos de desesperanza, pero ya no va a ser más así», destacó la OMS en un comunicado.
La malaria, o paludismo causa cientos de miles de muertes cada año, sobre todo entre niños africanos, pero «es prevenible y curable», según recordó la organización, que consideró que las medidas de prevención y control de los gobiernos «están reduciendo de manera drástica el impacto de la enfermedad en muchos lugares del mundo».
La Organización Mundial de la Salud hizo hincapié en el impacto económico que tiene la malaria, que puede llegar a restar un 1,3 % al Producto Interior Bruto (PIB) en países con altas tasas de incidencia.
La mayoría de las muertes «se dan entre la población infantil de África, donde cada 45 segundos muere un menor a causa de la malaria, lo que supone un 20 % de todas las muertes en edad infantil».
Aproximadamente la mitad de la población mundial -unos 3.500 millones de personas- corre el riesgo de contraer la enfermedad.
La mayoría de los casos se registran en el África subsahariana, pero la OMS señaló que «Asia, Latinoamérica y, en menor medida, Oriente Medio y algunas partes de Europa también están afectadas».
En 2009, la enfermedad estaba presente en 108 países y territorios, amenazando especialmente a niños y a mujeres embarazadas no inmunes (lo que llega a causar abortos en un 60 % de los casos y tasas de mortalidad maternal de hasta el 50 %).
También corren peligro las embarazadas parcialmente inmunes en zonas con altas tasas de transmisión, incrementando el número de abortos y de niños con escaso peso al nacer.
En este sentido, la OMS estima que unos 200.000 niños mueren anualmente por infectarse con la malaria durante la gestación.
Otra población de riesgo son los que viven con VIH, los turistas procedentes de países sin malaria, que carecen de inmunidad, y las personas que emigran de zonas endémicas de malaria a países en los que no está presente la enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud destacó que el diagnóstico temprano y un tratamiento médico eficaz son cruciales para reducir la mortandad, pero también para disminuir las tasas de transmisión en zonas endémicas, para lo cual son necesarias políticas de financiación para la prevención.
Los datos de la OMS indican que la malaria «afecta de manera desproporcionada a la gente pobre, que no puede pagarse un tratamiento o tiene un acceso limitado a la sanidad, atrapando a las familias y a las comunidades en una espiral continua de pobreza».
El objetivo de la organización desde que lanzó su programa mundial contra la malaria en 1955 es erradicar por completo esta enfermedad, una meta que se cuestionó en la década de 1970 en favor de las políticas de control, pero que ahora vuelve a impulsarse con fuerza.