Sólo entre el 10 y el 14% de las 400.000 personas infectadas con VIH en Oriente Medio y Africa del Norte reciben tratamiento, debido a que el estigma y la discriminación hacen que muchas no se sometan al test, dijo un funcionario de ONUSIDA. La epidemia sigue siendo un tema sensible en las sociedades de la región, donde el virus se relaciona con las relaciones premaritales y extramaritales sin protección, el sexo entre hombres sin preservativo, la prostitución y el uso de drogas intravenosas.
«Nuestro principal desafío es incrementar los esfuerzos para llegar a la gente que necesita nuestros servicios, como tratamientos antirretrovirales», dijo Hind Khatib Osthman, directora regional de ONUSIDA. Es que los pacientes que toman la medicación indicada pueden vivir períodos de tiempos normales, aseguró, y el tratamiento a menudo es suministrado por los gobiernos de la región, aunque muchos temen revelar su condición por vergüenza.
En los últimos dos años fueron reportados 100.000 nuevos casos de VIH en la región, de acuerdo a estadísticas de la ONU. Sin embargo, sigue preocupando el hecho de que muchas infecciones son ignoradas debido a la falta de un control sistemático. La falta de voluntad para discutir los riesgos de la conducta asociados con el VIH perjudicó a las campañas de concientización pública, agregó la representante de ONUSIDA.
La región de Oriente Medio y África del Norte (MENA) carece de campañas dirigidas a grupos marginales de la sociedad, que son los más expuestos al VIH, como los trabajadores del sexo o los usuarios de drogas. Osthman advirtió que la baja prevalencia del virus en la zona no durará a menos que se produzca una mayor apertura acerca de cómo se propaga el virus.
Temor a los extranjeros
La resistencia a hablar de la prevención convirtió a los extranjeros, considerados más promiscuos o provenientes de áreas con mayor prevalencia, en un blanco en los esfuerzos para combatir el VIH/sida, mientras se ignora a la población local.
Varios países de la región realizan test a los turistas y niegan visas de residencia a los que dan VIH positivo. También suelen dejarlos en cuarentena o deportarlos.
«Tenemos que admitir que este es un problema local. La deportación no sirve. Tener a alguien con VIH no significa que automáticamente está propagando el virus», opinó Osthman. Los medios, agregó, jugaron un rol fundamental en las falsas concepciones acerca de la enfermedad.
Las populares novelas árabes a menudo presentan el VIH como algo intratable y humillante, que viene del exterior y puede ser transmitido por la boca. “Cambiar esta imagen es clave”, dijo Osthman, que trajo a varios actores árabes a la conferencia de ONUSIDA.