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Papas fritas, el alimento que más engorda

Las papas fritas, el enemigo número uno del peso ideal

Las papas fritas son el enemigo público número uno del peso ideal, según una investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard (EE.UU.) que analizó por qué las personas adultas sanas suben de peso poco a poco con los años.

 

Según informó el diario “La Vanguardia”, junto a este snack, también contribuyen al aumento lento y progresivo de kilos el consumo habitual de gaseosas azucaradas, de carnes rojas y procesadas y de cereales refinados.

 

Los resultados del trabajo sugieren que la suba de peso no se debe sólo a la cantidad de calorías de las papas y otros comestibles, sino sobre todo a la calidad de los carbohidratos que contienen.

 

«Los almidones y los carbohidratos refinados tienen efectos similares a los azúcares en el organismo», explicó Dariush Mozaffarian, primer autor del estudio. «Son absorbidos rápidamente, provocan picos de glucosa e insulina en la sangre y no inducen las señales de saciedad de manera tan eficaz como otros alimentos. Por todo ello, incitan a comer más en la siguiente comida», aseguró.

 

La principal recomendación de los investigadores es mejorar la calidad de los carbohidratos de la dieta. No se trata de evitarlos, ya que deben aportar el 55% de la energía de la dieta. Pero sí de incrementar el consumo de cereales integrales y moderar el consumo de azúcares, almidones (abundantes en las papas) y cereales refinados (como los del pan blanco, arroz no integral o cereales de desayuno bajos en fibra).

 

Los estudios anteriores que han analizado la relación entre dieta y peso se habían centrado en personas con sobrepeso u obesidad. Pero las causas del aumento de peso a largo plazo en personas que inicialmente tienen un peso normal apenas se han investigado. Para identificar a los culpables, el equipo de Harvard analizó datos de más de 120.000 personas que habían participado en tres grandes estudios de salud pública en EEUU.

 

Los científicos han limitaron el análisis a personas que, al iniciarse la recogida de datos, no tenían ni obesidad ni ningún otro trastorno de salud importante. Los resultados, presentados en junio en la revista “The New England Journal of Medicine”, confirman que los participantes en el estudio ganaron una media de 380 gramos al año.

 

Aunque es una cifra modesta, «corresponde a un aumento de 7,6 kilos en veinte años», advierte Mozaffarian. Tras esta media, añade, se ocultan grandes diferencias de unas personas a otras.

 

Al estudiar de qué depende que una persona engorde más o menos peso con el tiempo, los investigadores identificaron tanto factores que favorecen el aumento de peso como factores que lo previenen. Lo que más lo favorece es el consumo asiduo de papas fritas, que comportan un aumento medio de peso de 380 gramos anuales. Combinadas con una ingesta frecuente de carnes procesadas y bebidas azucaradas –el típico combo-, el aumento de peso se eleva a 600 gramos anuales. O doce kilos en veinte años.

 

Esto no significa que una ración ocasional de papas fritas, o un menú con carnes procesadas o bebidas azucaradas, haga engordar. En el estudio de Harvard, el aumento de peso se ha observado únicamente en personas que tenían estos productos como componentes habituales de su dieta.

 

También las papas tipo snack están en la parte alta de la lista de los alimentos que más favorecen el aumento de peso. En cambio, las papas hervidas, al horno o en puré tienen una influencia mucho menor.

 

En cuanto a los alimentos que ayudan a mantener la línea, se destacan los cereales integrales, las frutas y verduras y, sobre todo, el yogur. La investigación muestra cómo aumentar el consumo de este lácteo, en lugar de hacer ganar peso, ayuda a perderlo.

 

La relación entre yogur y peso estable se observa tanto en hombres como en mujeres y por igual en los tres estudios de salud pública analizados. «Los mecanismos por los que esto ocurre no están claros», escriben los investigadores de Harvard.. Pero «hay pruebas que sugieren que cambios en las bacterias del colon podrían influir».

 

Fuentes: La Vanguardia

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