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Planear el descanso ideal, clave contra el estrés

Alejarse de la vorágine, clave en vacaciones.

¿Playa o montaña? ¿Auto, ómnibus o avión? ¿Hotel o camping? ¿En familia, en pareja o con amigos? A la hora de planear unas vacaciones, son muchas las decisiones a tomar. Para aquellos que buscan liberarse del estrés, tener en cuenta lo que necesitarán para lograrlo debería ser lo que, en definitiva, incline la balanza hacia la mejor opción.

Es común escuchar a los pacientes que vuelven de las vacaciones decir que se quedaron con ganas de más, que les habría gustado extenderlas”, cuenta la Lic. en Psicología Mónica Muruaga a DocSalud.com. Pero destaca que es posible evitar sentir que uno no se recuperó si se anticipan y respetan las necesidades individuales para alcanzar un descanso reparador.

Como primer paso, la terapeuta especializada en estrés sugiere tomarse un tiempo para la introspección, “alejarse de la vorágine en la que habitualmente se deciden las vacaciones”, para descubrir qué es lo que cada persona siente que quiere hacer en esos días libres, y cómo aprovecharlos y disfrutarlos de una manera acorde a las posibilidades económicas y al interés de los acompañantes.

Para ello, recalca que es clave estar muy atento a no repetir viejos errores: “Si el año pasado paré en un apart sabiendo que no quiero cocinar en vacaciones, ahora debería ver qué posibilidades tengo de descansar en un hotel”. Además, aconseja respetar los tiempos e intereses individuales, ya que “no todos disfrutan de un viaje lleno de excursiones; hay quienes prefieren hacer sólo algunas y dedicar un espacio, por ejemplo, a dormir más, a desayunar tranquilos o a actividades relajantes”.

Muruaga advierte que quienes se sobreexigen o buscan sobreadaptarse se exponen a sentimientos de rabia o ira, y no descansan lo suficiente. “Con acciones simples, pero efectivas es posible aliviar el estrés”, afirma y destaca que el estrés es algo muy personal, tanto en la forma en que se lo vive y como en la que se lo encara.

Dejar a un lado el celular parece no ser una regla de oro del descanso. “Yo lo recomiendo”, dice la especialista. Pero aclara que siempre y cuando la persona no esté después nerviosa o preocupada por no atender. Si responder llamadas y mensajes es más tranquilizador, entonces se convierte en la alternativa más conveniente. En esos casos, “lo aconsejable sería establecer un horario para hacerlo, y fuera de esos horarios, desenchufarse”.

Esperando las vacaciones

Finalmente, la especialista enfatiza en la importancia de aprovechar el tiempo previo al viaje para organizar lo que uno deja y cerrar círculos. “Hay que planificar también con tiempo y cuidado todo aquello que uno debe delegar durante su ausencia, como el cuidado de un familiar. Así se evitan los constantes llamados para ver que todo esté bien, y que no permiten desconectarse”, explica. Es conveniente, además, tratar de resolver todas aquellas cuestiones que puedan ser inquietantes, como dar una respuesta a un jefe o entregar un trabajo, para no llevarse esa carga a las vacaciones.

Diciembre es también el momento para ponerse firme y decir no a tomar obligaciones laborales que no se podrán cumplir antes de viajar e, incluso, a los compromisos sociales. “Es un mes atípico: reuniones, despedidas de año, muestras escolares. Hay que saber discriminar entre lo que es imposible de eludir y lo que puede evitarse, para minimizar el desorden de horarios, alimentos y bebidas, que sumado al cansancio que uno trae del año, afectan la salud”, asegura Muruaga, quien además señala el impacto emocional que esta época genera en aquellos que, por ejemplo, perdieron a un ser querido. Todo esto dificulta el descanso.

Verano en casa

No poder hacerse una escapada no es motivo para no tener un descanso adecuado. Lo fundamental es lograr alejarse de la rutina y aprovechar para hacer todo aquello que durante el resto del año se suele postergar por cumplir con otras obligaciones. Como recomienda Muruaga, “hay que jugar un poco a hacer lo que uno quiere”.

Al quedarse en casa, también se corre el riesgo de no desenchufarse del trabajo o de absorber obligaciones que otros no pueden tomar. “Aquí también pesa mucho el poder decir no, que para muchos, no es nada fácil”, se lamenta Muruaga.

Año nuevo con menos estrés

Enfocarse en descubrir y dedicar tiempo a las actividades que cada cual disfruta y necesita para relajarse y distraerse es también la clave para enfrentar el regreso a la rutina diaria. Sumado a  esto, Muruaga recomienda 15 minutos diarios de inspiración y exhalación con los ojos cerrados, en una postura cómoda.

“Yo considero que es algo muy sanador. Para otros, como las personas inquietas, puede resultar difícil de poner en práctica”, reconoce. A ellos les sugiere empezar de a poco, con dos o tres minutos y, de allí, ir incrementando el tiempo. “Es una oportunidad para encontrarse con uno mismo y para centrarse, por eso es importante hallar el momento para hacerlo, y convertirlo en una disciplina, un hábito diario, como lavarse los dientes”, recalca. 

Aunque estas rutinas de relajación pueden generar resistencia, hay quienes se interesan en ellas cuando el cuerpo les da un aviso de “bajar un cambio”. Muruaga señala que si una persona está predispuesta a cambiar de forma de vida, y toma acciones para lograrlo, luego de un mes de realizar ejercicios de relajación diarios ya puede notar un cambio. “Las técnicas para ayudar a los pacientes a relajarse son tan importantes y necesarias que ya desde la medicina y la psicología trabajamos para incorporarlas”, concluye.

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