Un estudio científico demostró que Popeye tenía razón al jactarse de que su fuerza le venía de las espinacas. El famoso marinero, personaje de una tira cómica norteamericana y luego de películas de dibujos animados, engullía el contenido de una lata cada vez que tenía que emplear sus músculos para salir de un aprieto.
Ahora, investigadores descubrieron que comer un plato de espinacas diariamente aumenta realmente el rendimiento. Una ingesta de 300 gramos de reduce en un 5% la cantidad de oxígeno necesaria para el funcionamiento de los músculos cuando se hace ejercicio, según un estudio publicado en «Cell Metabolism».
El secreto no está en el hierro sino en los nitratos, muy abundantes en esa hortaliza y que vuelven más eficientes las mitocondrias, que son las que dan energía a las células.
«Es como si pusiéramos combustible en los músculos. Hace que funcionen con mucha mayor suavidad y eficacia», afirma el autor del estudio, el doctor Eddie Weitzberg, del Instituto Karolinska, de Estocolmo.
El científico dio a un grupo de voluntarios durante tres días suplementos puros de nitratos, equivalentes a un plato de espinacas. Al comienzo y al final del experimento les hizo pedalear en una bicicleta estática mientras se medía su consumo de oxígeno, que fue entre un 3 y un 5% menor al final de la actividad. Weitberg dijo que este efecto es “profundo y significativo”. En ese sentido agregó que “demuestra que Popeye tenía razón”.