Las técnicas desarrolladas por los ganadores del Nobel de Medicina 2012, el japonés Shinya Yamanaka y el británico John Gurdon, serán empleadas en la Plataforma de Células Madre Reprogramadas Humanas (PLACEMA) que va a funcionar en la Argentina. La tecnología de reprogramación ya se halla disponible y se espera que comience a ofrecer los servicios a principios del 2013.
El equipo de Yamanaka, científico de la Universidad de Kyoto, introdujo cuatro genes en células de la piel y logró así convertirlas en células con capacidades similares a las embrionarias, las cuales pueden luego diferenciarse en neuronas, células cardíacas o hepáticas, entre otras. El estudio, publicado hace cinco años en la revista “Cell”, ofreció una alternativa éticamente menos controvertida al uso de células madres provenientes de embriones. En el país, PLACEMA ofrecerá ese servicio de reprogramación celular destinado a grupos de investigación, a la clínica y a la industria farmacéutica.
Las propuestas
Según explicó el doctor Fernando Pitossi, director del Laboratorio de Terapias Regenerativas y Protectoras del Sistema Nervioso del Instituto Leloir, habrá tres tipos de servicios el la asociación sin fines de lucro PLACEMA. Uno consiste en tomar células de la piel de pacientes y convertirlas en las células de la enfermedad que los afecta. Por ejemplo, neuronas en el caso del Parkinson.
Otra oferta es la generación de un banco de células cardíacas, hepáticas y neuronales que represente genéticamente a la población argentina para realizar testeo de drogas y ensayos de toxicidad. “Iniciativas similares ya se hallan en curso en Japón, Estados Unidos y diversos países de Europa”, señaló Pitossi, quien es investigador del CONICET y coordinador del Consorcio de Investigación en Células Madre (CICEMA), integrado por una decena de instituciones académicas y compañías privadas.
El tercer servicio está enfocado a generar células de reemplazo para terapias regenerativas, una técnica que se realiza bajo protocolos estrictos con la autorización del INCUCAI.
Fuentes: Agencia CyTA-Instituto Leloir