Existen diferentes motivos por los que la mujer suele postergar el proyecto de tener un hijo. Cambios sociales como el deseo de la realización profesional por encima de la planificación familiar o la edad en la que se consolidan las parejas hacen de la concepción un tema postergado.
“Puntualmente, a partir de los 35 años comienza el descenso en la fertilidad en la mujer, lo que la coloca en situación de desventaja respecto de la tendencia de las últimas décadas a postergar la maternidad para priorizar su trabajo o estudio”, señaló a Docsalud.com el doctor Gabriel Fiszbajn, jefe de medicina reproductiva del CEGyR. Sin embargo, en etapas tempranas de la vida, también es posible padecer afecciones que comprometan la posibilidad del proyecto de procrear en un futuro tales como la endometriosis y un cáncer.
Frente a estas variables, la medicina reproductiva ofrece, a través de diferentes técnicas la posibilidad de preservar la fertilidad, pero su éxito dependerá también de la edad en la que la paciente realice la consulta con el especialista.
Una de las opciones más viables de la de la criopreservación de ovocitos por vitrificación. Se trata de un superenfriamiento del óvulo, a gran velocidad, lo que impide la formación de cristales de hielo dentro y fuera de la célula. “Sin duda, este método se indica cuando la mujer quiere retrasar el embarazo más allá de los 37 años”, indicó a DocSalud.com el doctor Santiago Brugo Olmedo, director médico de SEREMAS y coautor de la primera fertilización in vitro realizada en la Argentina.
“En términos generales, se puede decir que 37 años es una edad límite aunque no es la única variable que se estudia ya que también es importante conocer la reserva ovárica, el nivel de la Hormona Anti-Mulleriana (AMH) que tenga cada mujer. Puede tener 30 años y presentar baja respuesta ovárica por haber tenido cirugías o tratamientos invasivos previos. El diagnóstico se completa haciendo una ecografía basal transvaginal con recuento de folículos antrales y un análisis para medir el nivel de AMH y FSH”, agregó.
Para aquellas mujeres que están por iniciar un tratamiento oncológico también se les puede recomendar la criopreservación de tejido ovárico, a través de la cual se conserva directamente parte de la corteza del ovario, que luego se reimplantará en la paciente.
A estas mujeres, la medicina reproductiva también puede ofrecerles la protección de órganos antes del tratamiento oncológico ya sea de manera física, quirúrgica o farmacológicamente (ciertas drogas frenan la acción hormonal en el ovario, o reducen el efecto negativo de medicaciones gonadotóxicas).
“Hasta el momento no se conoce con exactitud los efectos de la quimioterapia sobre el endometrio y la consecuente implantación del embrión. De todas maneras, las pacientes que se someten a rayos o quimio y luego recurren a sus óvulos criopreservados, tienen chances equivaleantes a aquellas que lo hacen por otros motivos”, agregó Fiszbajn. Para todos estos casos, la variable de la edad es fundamental, por la calidad de los ovocitos.
“Hoy es posible criopreserar sus óvulos sobre todo cuando la mujer tiene menos de 40 años o mejor aún menos de 35. Pero estas técnicas todavía no garantizan un embarazo futuro ya que rondan un éxito de entre un 15 y 30 por ciento”, repuso.
En el caso de las mujeres cuya pareja ya está consolidada y la idea de traer un hijo a futuro está más presente en su vida, es posible preservar embriones tras la fecundación in vitro de un ovocito. En caso de contarse con algún embrión apto, pero ya se esté transfiriendo un máximo de dos, el sobrante se congela para su utilización en una próxima planificación familiarr.