Un estudio holandés publicado en la revista cienfífica New England Journal of Medicine indica que el uso de un stent que capture los coágulos en el cerebro es más eficaz para tratar los ACV isquémicos graves que sólo el tratamiento farmacológico.
De acuerdo con este trabajo, en el que participaron más de 500 pacientes, el tratamiento intraarterial reduce de forma significativa el riesgo de discapacidad tras un ictus y agrega que si bien uno de cada cinco afectados se recupera de un ataque cerebrovascular, con el uso de esta técnica el nivel de mejora llega a uno de cada tres.
El stent es una pequeña malla metálica que se introduce en la arteria femoral (por la pierna, al igual que los cateterismos cardíacos) y llega al cerebro, en el área donde se halla el coágulo. Con la ayuda del médico, captura el trombo y lo retira.
Está técnica está especialmente indicada para los casos más graves, es decir, los coágulos grandes que dejan sin riego una zona amplia del cerebro. Pero este tratamiento no está exento de riesgos, ya que una equivocación puede provocar daños importantes.
Por lo general, los ACV isquémicos se tratan con un fármaco, el plasminógeno tisular natural (tPA), pero cuando el trombo es grande a veces no puede diluirlo del todo.
Existen dos tipos de ACV. En primer lugar está el isquémico, que es el más común y se produce cuando aparece un coágulo en una arteria o ésta se estrecha, lo cual impide que la sangre llegue al cerebro. En segundo lugar está el hemorrágico que se da con la ruptura de uno de los vasos, lo que provoca la filtración de sangre en el cerebro.