Quienes practican running saben de la exigencia que demanda este deporte, ya que produce un fuerte desgaste físico. Es por eso que cuidar la alimentación antes y después de la práctica resulta fundamental para hacer rendir al máximo las capacidades físicas.
Antes de correr
Lo primero a tener en cuenta es que nunca se debe salir a la carrera sin haber ingerido algún alimento, porque si no se come antes se puede sentir fatiga o debilidad en las piernas. Pero tampoco es bueno empezar a ejercitarse después de un atracón. Por ende, hay que injerir alimentos en su justa medida.
¿Pero cuál es el punto medio? Según detalla el sitio web El Confidencial, no es el mismo para todos. Sin embargo, la recomendación generalizada para empezar es ingerir hidratos de carbono de absorción lenta que aporten entre 150 y 200 calorías, según el peso corporal de la persona. Al digerirse, sus biomoléculas proporcionan glucosa al cuerpo, la fuente de energía de las células. Entre estos alimentos se encuentran cualquier tipo de pastas, las legumbres, el arroz, los cereales integrales y las papas, siempre y cuando se consuman al natural o en puré.
Durante carreras extensas
Aunque muchos corredores se saltean este paso, si se realizan carreras de larga distancia no está de más pensar en ingerir alimentos a mitad del ejercicio. Los adecuados son los carbohidratos de absorción rápida, que se encuentran, por ejemplo, en las barritas de cereales, fáciles de transportar. Hidratarse con abundante agua en intervalos también es fundamental.
Después de la práctica
Se sugiere comer frutas como banana, uvas pomelo o manzana, ya sea al natural o en batidos. Las nueces, las pasas, las almendras también están permitidas y hasta incluso el chocolate, en su justa medida. Todo este grupo de comestibles ayudará al músculo en su recuperación.
Además no hay que olvidarse de los líquidos. Beber agua en abundancia o bebidas deportivas servirán para hidratarse, recuperar las sales minerales perdidas por el sudor y limpiar el organismo de los desechos que genera el ejercicio.
Durante los periodos de entrenamiento, las proteínas son vitales, pero como suelen tardar en digerirse, es mejor tomarlas después de correr que antes. El pollo, las carnes rojas, los huevos, el pescado y los lácteos nunca deben faltar en la heladera del corredor.
Pero por sobre todas las cosas, se debe huir de las grasas, porque después de entrenar nuestro cuerpo tiende a digerir proteínas y carbohidratos y las grasas retrasan su digestión, lo que puede llegar a estropear el trabajo anterior.