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¿Qué estudios deben hacerse los deportistas para prevenir y tratar lesiones?

La Ley 139/1998 de la Ciudad de Buenos Aires para gimnasios exige que antes de comenzar a practicar alguna actividad física se debe realizar un chequeo cardiológico. Este examen apunta a evaluar el estado del corazón de la persona en función del ejercicio físico a realizar. Pero una vez iniciada la práctica deportiva, se está expuesto a dolencias o lesiones las cuales si son detectadas y tratadas a tiempo, permiten un mejor desempeño en el deporte y estado de salud general. 
“Algunos médicos recomendamos estudios ergonométricos y de laboratorio, para tener un panorama general del deportista. Hoy, estas pruebas no están reservadas a los atletas de elite, sino que son accesibles a cualquier persona que practique deportes. Lo importante es que el paciente siempre tenga el diagnóstico certero”, comentó el doctor Pablo Schvartzman, Jefe del Departamento de Músculo Esquelético del Centro Médico Deragopyan. 
Un individuo en buen estado de salud no requiere de un estudio previo en el área de osteoarticular, salvo que padezca de una enfermedad predisponente, antecedentes de fractura o desgarro. Asimismo, siempre es recomendable tener un entrenador físico que pueda guiar y evaluar el ejercicio además de mantener el cuidado del cuerpo.
“Las dolencias en el área osteoarticular suelen aparecen cuando el deportista comienza a notar molestias mientras desarrolla la actividad física. En ese caso, lo ideal es que el paciente vea a un traumatólogo que le indique el estudio adecuado, como puede ser una ecografía para detectar posibles desgarros musculares”, agregó Schvartzman.
Las más frecuentes son los desgarros musculares y su presencia obliga a  interrumpir la actividad física, ya que continuarla puede empeorar el cuadro. Luego, para conocer su gravedad, una ecografía permite determinar la localización e intensidad. 
Otros tipos de lesiones son las ligamentarias, contusiones óseas o fracturas, que pueden darse por estrés, es decir, ejercicio repetitivo. Este tipo de lesiones son frecuentes en los deportistas profesionales. La utilización de una RX simple, tomografía computada o resonancia magnética, además de la ecografía, ayuda para detectarlas y planificar el tratamiento a seguir.
“En una resonancia se puede evaluar casi por completo el estado de las articulaciones; se trata de estudios sencillos y rápidos, generalmente de media hora de duración. Cuando existe una lesión y no se trata con un especialista, puede que ésta incremente su magnitud. En la actualidad, es fundamental que exista una comunicación entre el traumatólogo y el médico especialista en imágenes. Esto ayuda mucho para identificar y tratar el tipo de lesión, además de consensuar los estudios por imágenes complementarios. Nosotros debemos hablar el lenguaje de los traumatólogos”, concluyó el médico. 
Existen otras lesiones más complejas por sus estructuras como son roturas de las poleas de los dedos o de ligamentos muy pequeños a nivel de los pies o las manos. Estas se pueden evaluar con microbobinas en resonancia magnética o con equipos de alto campo como 3 tesla de alta resolución.
Otro estudio de gran sensibilidad y especificidad es la Artroresonancia, que requiere de un procedimiento previo donde se introduce una pequeña cantidad de contraste en la articulación como el hombro, cadera, muñeca, codo o tobillo. Una vez que se determina el pasaje de contraste se efectúa la resonancia. 
“De esta forma podemos ver con más precisión pequeñas estructuras como el cartílago articular o el labrum glenoideo que son difíciles de ver en una resonancia convencional”, detallo Schvartzman. Este estudio es realizado por un médico especialista que toma los recaudos necesarios para que se efectúe con una antisepsia local. De manera sencilla se obtienen muy buenos resultados.
Por su parte, los estudios por imagen están orientados a la detección para el posterior tratamiento y seguimiento de algunas enfermedades, mediante el uso de tecnología. Algunos de los métodos más utilizados son la radiografía, la tomografía computada, la ecografía y la resonancia magnética. Estos posibilitan al profesional médico una observación en detalle de estructuras musculares u óseas para identificar lesiones o el origen de determinadas dolencias.

La Ley 139/1998 de la Ciudad de Buenos Aires para gimnasios exige que antes de comenzar a practicar alguna actividad física se debe realizar un chequeo cardiológico. Este examen apunta a evaluar el estado del corazón de la persona en función del ejercicio físico a realizar. Pero una vez iniciada la práctica deportiva, se está expuesto a dolencias o lesiones las cuales si son detectadas y tratadas a tiempo, permiten un mejor desempeño en el deporte y estado de salud general.

“Algunos médicos recomendamos estudios ergonométricos y de laboratorio, para tener un panorama general del deportista. Hoy, estas pruebas no están reservadas a los atletas de elite, sino que son accesibles a cualquier persona que practique deportes. Lo importante es que el paciente siempre tenga el diagnóstico certero”, comentó el doctor Pablo Schvartzman, Jefe del Departamento de Músculo Esquelético del Centro Médico Deragopyan.

Un individuo en buen estado de salud no requiere de un estudio previo en el área de osteoarticular, salvo que padezca de una enfermedad predisponente, antecedentes de fractura o desgarro. Asimismo, siempre es recomendable tener un entrenador físico que pueda guiar y evaluar el ejercicio además de mantener el cuidado del cuerpo.

Las dolencias en el área osteoarticular suelen aparecen cuando el deportista comienza a notar molestias mientras desarrolla la actividad física. En ese caso, lo ideal es que el paciente vea a un traumatólogo que le indique el estudio adecuado, como puede ser una ecografía para detectar posibles desgarros musculares”, agregó Schvartzman.

Las más frecuentes son los desgarros musculares y su presencia obliga a  interrumpir la actividad física, ya que continuarla puede empeorar el cuadro. Luego, para conocer su gravedad, una ecografía permite determinar la localización e intensidad.

Otros tipos de lesiones son las ligamentarias, contusiones óseas o fracturas, que pueden darse por estrés, es decir, ejercicio repetitivo. Este tipo de lesiones son frecuentes en los deportistas profesionales. La utilización de una RX simple, tomografía computada o resonancia magnética, además de la ecografía, ayuda para detectarlas y planificar el tratamiento a seguir.

“En una resonancia se puede evaluar casi por completo el estado de las articulaciones; se trata de estudios sencillos y rápidos, generalmente de media hora de duración. Cuando existe una lesión y no se trata con un especialista, puede que ésta incremente su magnitud. En la actualidad, es fundamental que exista una comunicación entre el traumatólogo y el médico especialista en imágenes. Esto ayuda mucho para identificar y tratar el tipo de lesión, además de consensuar los estudios por imágenes complementarios. Nosotros debemos hablar el lenguaje de los traumatólogos”, concluyó el médico.

Existen otras lesiones más complejas por sus estructuras como son roturas de las poleas de los dedos o de ligamentos muy pequeños a nivel de los pies o las manos. Estas se pueden evaluar con microbobinas en resonancia magnética o con equipos de alto campo como 3 tesla de alta resolución.

Otro estudio de gran sensibilidad y especificidad es la Artroresonancia, que requiere de un procedimiento previo donde se introduce una pequeña cantidad de contraste en la articulación como el hombro, cadera, muñeca, codo o tobillo. Una vez que se determina el pasaje de contraste se efectúa la resonancia.

“De esta forma podemos ver con más precisión pequeñas estructuras como el cartílago articular o el labrum glenoideo que son difíciles de ver en una resonancia convencional”, detallo Schvartzman. Este estudio es realizado por un médico especialista que toma los recaudos necesarios para que se efectúe con una antisepsia local. De manera sencilla se obtienen muy buenos resultados.

Por su parte, los estudios por imagen están orientados a la detección para el posterior tratamiento y seguimiento de algunas enfermedades, mediante el uso de tecnología. Algunos de los métodos más utilizados son la radiografía, la tomografía computada, la ecografía y la resonancia magnética. Estos posibilitan al profesional médico una observación en detalle de estructuras musculares u óseas para identificar lesiones o el origen de determinadas dolencias.

 

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