La arena de buena parte de las principales playas de la ciudad brasileña de Río de Janeiro presenta altos niveles de contaminación por la basura arrojada por los bañistas, sin que organización alguna avise del riesgo de infecciones cutáneas, alertaron especialistas consultados por Efe.
Entre las playas afectadas figuran las turísticas Copacabana e Ipanema, que son referencia de la ciudad en todo el mundo y en las que se han detectado áreas en las que los dermatólogos no recomiendan el contacto con la arena.
Según el último análisis divulgado por la Secretaría Municipal de Medio Ambiente, en febrero había 13 playas contaminadas debido fundamentalmente a la cantidad de basura y restos de comida que abandonan los bañistas en los arenales y que atrae a numerosas aves y otros animales.
«La polución originada por la basura y los excrementos de perros y palomas acaba creando un caldo de cultivo para microorganismos, tanto hongos como bacterias y virus, por lo que las personas pueden contraer cualquier tipo de infección, si bien la más habitual es la micosis», dijo el dermatólogo Egon Daxbacher, coordinador de la Sociedad de Dermatología de Río de Janeiro.
El especialista agregó que el problema es creciente, ya que desde la Sociedad se comenzó a analizar las playas desde hace cinco años.
«Cuando empezamos, la arena más sucia era la que se encontraba en la entrada de las playas, cerca de la calle. Ahora, debido a la masificación y a la cantidad de desperdicios arrojados, la arena más contaminada se encuentra junto al agua», afirmó.
La Sociedad de Dermatología colabora con el Gobierno municipal en el diseño de políticas de protección ambiental y de campañas de estímulo para que la población recoja sus desperdicios.
«Hemos comprobado que la actuación del Gobierno está mejorando, aunque resulta escasa e incipiente todavía, porque la cultura del brasileño es anticuada en relación a este problema y queda mucho por hacer, en especial aquí en Río de Janeiro», dijo.
El dermatólogo cree que hacen falta más y mejores campañas de concienciación, «y no dejarlas solo a los medios de comunicación privados».
La contaminación aumentó pese a que la municipalidad carioca prevé en su legislación sanciones para aquellos que ensucien la playa, que van de los u$s 60 a los 1.000 en función de la cantidad y toxicidad de los residuos.
La Asamblea Legislativa de Río de Janeiro determinó que el Ayuntamiento comience a instalar paneles informativos sobre las condiciones del mar y de la arena en diciembre próximo, al comienzo de la estación estival.
Entre los turistas con los que Efe pudo hablar mientras disfrutaban del baño en la playa de Copacabana, reinaba un total desconocimiento sobre la contaminación.
La argentina Alejandra Claramunt se mostró indignada con «la cantidad de mugre y basura que se ve por toda la playa».
Otro argentino dijo sentirse muy sorprendido con las noticias de la polución en los arenales. «La verdad no tenía ni idea de que esto ocurriese acá», declaró.
Tampoco los brasileños parecen conocer la situación. El informático Rafael Martins dijo que «pensaba que la arena más limpia estaría junto al mar, aunque hay mucha basura tirada», mientras que el albañil Daro Luis da Conceição pidió que «si de verdad la arena está sucia, la autoridad tome medidas y arregle el problema para seguir disfrutando de la vida aquí en Copacabana».
La Compañía de Limpieza Urbana de Río (Comlurb) informó a Efe de que los residuos son retirados diariamente, tanto de día como por la noche, con tractores adecuados.
Los fines de semana, según la Comlurb, se recogen 180 toneladas de basura solo en las playas de la zona sur de Río.
*Por Javier García L. Publicada orginalmente por la agencia Efe.