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«Se abrió un nuevo camino de investigación de la vacuna contra el Sida»

El infectólogo Jorge Benetucci trabaja con pacientes infectados con el virus del HIV desde 1982 cuando la epidemia irrumpió en el país para quedarse. Según datos del Ministerio de Salud, se estima que hay 120 mil personas infectadas en Argentina y sólo la mitad lo sabe. En dialogo con DocsSalud.com, Benetucci, Médico Honorífico del Hospital Muñiz, comenta sobre nuevas tendencias en tratamientos, las investigaciones nacionales y asegura que existe una nueva esperanza en el camino hacia la búsqueda de una vacuna contra la enfermedad.

 

Periodista: ¿Cuáles son las novedades sobre los tratamientos para los pacientes con HIV?

 

Dr. Jorge Benetucci: Las novedades más importantes que hay tienen que ver, no con las nuevas drogas que están disponibles en los últimos tiempos, sino más bien con los criterios que se deben tener para decidir el inicio del tratamiento. El momento de inicio del tratamiento es uno de los temas más controvertidos que hay en la patología de la infección por HIV, se ha discutido mucho y a medida que ha pasado el tiempo ese momento oportuno ha ido cambiando. Hoy en día la tendencia es comenzar con niveles más altos de CD4 arriba de 350 y más adelante será con menos de 500 como era necesario hace muchos años atrás.

 

P.: ¿Cuáles son los pacientes que es imprescindible que tomen la medicación? ¿Es el caso de las embarazadas?

 

J.B.: Si pero esa es una situación particular….

 

P.: ¿Cómo sería el caso de una embarazada?

 

J.B.: En el caso de las embarazadas deben requerir tratamiento para evitar la trasmisión de la enfermedad al hijo, es posible que se encuentren mujeres embarazadas que por sí mismas todavía no requieran tratamiento y mujeres que sí, entonces si se embarazan deben iniciar el tratamiento. Si esa mujer requería el tratamiento desde el vamos, evidentemente se va a mantener ya definitivamente. Si la mujer no requería tratamiento antes de su embarazo se puede interrumpir el tratamiento luego que nace la criatura y evaluar a la mujer a ver si necesita tratamiento o puede volver a esperar un tiempo sin tratamiento. De todas maneras las tendencias hoy son que si la mujer se embarazó y siguió un tratamiento para detener la trasmisión al hijo, lo ideal es una vez que se produjo el parto es dejarlas con tratamiento permanente.

 

P.: ¿La trasmisión de madre a hijo es nula hoy o todavía existe?

 

J.B.: Es muy baja ahora, menos del 1% si la paciente recibió tratamiento durante su embarazo, durante el momento del parto y luego en las primeras semanas del niño.

 

P.: ¿En qué casos se da ese porcentaje mínimo?

 

J.B.: Porque hay pacientes en que la trasmisión puede hacerse no en el virus libre que hay en la sangre, sino por células que llevan virus en su interior y son transferidas a la criatura. Esto no se da en forma común pero en algunos casos se puede dar. Pero si uno no hace absolutamente nada con una mujer que está embarazada y tiene el virus de HIV, la chance que hay de trasmitirle la enfermedad a su hijo es de casi el 30%. Con estas estrategias estamos hablando de menos del 1%.

 

P.: ¿Cómo funcionan los tratamientos en los pacientes crónicos, tienen alguna variación con el paso del tiempo?

  

J.B.: Un tratamiento que se instituye se mantiene hasta que sea efectivo. Si el paciente se mantiene con buenos resultados durante cinco, ocho, diez años no hay motivos para cambiarlo Los motivos para cambiar un tratamiento son: que este fallando porque el paciente no lo pudo hacer correctamente, o bien porque algunos de los medicamentos tengan un efecto secundario indeseable. Pero de no darse esas situaciones el tratamiento debe ser mantenido y no pierde efectividad a lo largo del tiempo.

 

P.: De acuerdo a su experiencia, ¿cuánto tiempo puede estar un paciente en tratamiento hasta que se activa la enfermedad?

 

J.B: Si la persona está en tratamiento y éste funciona, difícilmente se enferme de Sida, difícilmente lleguen a la etapa de inmunodeficiencia, es muy raro que eso ocurra. Ahora si eso sucede es porque el paciente ha tenido varios fracasos en sus tratamientos y su sistema inmune se fue deteriorando a pesar de que recibió los medicamentos en el camino.

 

P: ¿En la Argentina hay investigaciones sobre tratamientos para pacientes con Sida?

 

J.B.: Los tratamientos son iguales en todo el mundo, las drogas que están en Japón, EEUU, Brasil, también están en la Argentina y en cualquier otro país. Ahora cada país tiene su política de investigación y desarrolla sus estudios de acuerdo a sus necesidades y esto depende, por supuesto, de los recursos y de las decisiones políticas para llevarlas adelante. Argentina tiene estudios de investigación, de tipo académicos organizados por investigadores o centros universitarios y por otro lado tiene investigaciones que tienen que ver con el desarrollo de nuevas drogas que son estudios multinacionales que pueden estar auspiciados por la industria farmacéutica o por universidades o centros de investigación de otros países. Por lo general estos estudios se realizan en varios países al mismo tiempo, porque de esa manera se puede tener una capacidad de reclutamiento de pacientes mucho más grande.

 

P.: ¿Cree que estamos cerca de una vacuna contra el virus?

 

J.B.: La percepción de todos estos años es que estábamos bastante lejos porque estudios avanzados que llegaron a etapas decisivas no mostraron resultados favorables. Hasta que el año pasado un estudio muy interesante llegó a su término y consistió en utilizar dos vacunas de características distintas, que habían sido probadas de manera individual y habían fracasado. Se vio que la disminución entre las personas que utilizaron las vacunas comparadas contra las que habían recibido un placebo la disminución de nuevas infecciones fue del 30%. Esto no alcanza para decir tenemos un vacuna protectora, estamos muy lejos de eso. Pero abrió un nuevo camino de investigación, porque asociando dos vacunas se consigue un cierto efecto protector. Para que una vacuna sea eficaz debe ser efectiva en un 90% de las personas, hoy estamos lejos, pero bueno es un camino.

 

•  Enfermedad y pobreza

 

P: Según las estadísticas hay más infectados entre personas de los sectores medios y bajos. ¿Es una tendencia que se mantiene?

 

J.B.: Las patologías infecciosas están extremadamente relacionadas con la pobreza, esto no solo tiene que ver con las carencias sanitarias, sino con los niveles educativos y en la percepción de los riesgos. En personas de bajos recursos que no tienen para comer, dónde vivir y que no tienen siquiera para el colectivo para llegar al hospital, el HIV ocupa el cuarto, quinto y hasta el sexto lugar en las preocupaciones de todos los días. Por otra parte, las carencias educativas hacen que se ignoren los métodos para cuidarse, para evitar los mecanismos de trasmisión del virus y otro aspecto negativo, no tanto para el HIV, pero si para otras enfermedades, es el hacinamiento.

 

P: ¿En Argentina cómo estamos en materia de campañas de concientización?

 

J.B.: Si bien se ha progresado yo diría que en las clases más bajas la infección se sigue dando porque todavía no hay una conciencia clara de la forma de trasmitirlo a pesar de las campañas, inclusive creo que estas campañas no están dirigidas a las personas que tienen que llegar, no es lo mismo hablar para una persona que vive bajo extrema pobreza y se gana la vida con el cartoneo que a otra persona con mayores recursos y nivel educativo. La porción de gente más vulnerable carece de condiciones básicas para tomar decisiones correctas.

 

P: ¿Cual es la vision que hoy se tiene de la enfermedad?

 

J.B.: La visión que tiene la gente sobre la enfermedad ha cambiado, ya no tiene esa visión terrorífica de hace 20 años atrás donde un diagnóstico de HIV era una sentencia de muerte en un plazo no muy lejano. Hoy en día ya no se tiene ese concepto, ya es más una infección crónica que puede ser manejada con los tratamientos y eso tiene sus ventajas y desventajas. Dentro de las ventajes es que los pacientes se muestran más abiertos al inicio del tratamiento pero por otro lado tiene la desventaja de que mucha gente baja su nivel de cuidado individual, como diciendo “para qué voy a cuidarme todo el tiempo, para que voy a usar el condón todo el tiempo si al final hay un tratamiento que me permite seguir adelante”. Pero obviamente como pasa con cualquier otra enfermedad el mejor negocio es no tenerla.

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