El terremoto que devastó a Haití en enero puso en peligro años de progreso en el combate contra la expansión del sida en el país caribeño, dijo el miércoles un importante funcionario de salud de Naciones Unidas.
El ritmo de infección del VIH había comenzado a caer entre la población juvenil antes de que el sismo dejara el sistema de salud del país en el caos, con clínicas demolidas y pacientes privados de medicinas esenciales.
Haití tiene el nivel de contagio más acelerado de la región, y el hecho de que se frenara la transmisión del virus fue tomado como una pequeña victoria para los grupos humanitarios que trabajaban con las comunidades locales.
«Entre los pocos indicadores que mostraban algo de progreso estaban los del VIH», señaló el director ejecutivo de ONUSIDA, Michel Sidibé. «Haití era casi un modelo en su respuesta a la epidemia», agregó.
El riesgo de infección crece mientras los más de un millón de haitianos que quedaron sin hogar tras el terremoto languidecen en campamentos temporales, ya que las mujeres y niñas que ahí duermen «afrontan el terror cuando comienzan las violaciones y ataques sexuales», dijo Sidibé. Luego se expandió en la importancia de protegerlas de la violencia, para así evitar nuevas infecciones.
Más de dos tercios de los haitianos que viven con el virus fueron afectados por el terremoto, y cerca de 5 mil embarazadas eran VIH positivas, comentó Sidibé. Por otra parte, el director opinó que todavía era muy temprano para ver los efectos del sismo en quienes ya se habían contagiado anteriormente, ya que quienes quedaron sin medicamentos y se ven obligados a detener el tratamiento, pueden correr el riesgo de que el organismo se vuelva resistente a los fármacos.
«Necesitamos medidas preventivas entre las poblaciones desplazadas, incluyendo la distribución de condones y asegurar que la información está bien enfocada», dijo Sidibé, que visitaba Marruecos para una conferencia internacional sobre VIH/sida.
La temporada de lluvias se avecina en Haití y algunos expertos en ayuda dicen que podría ocurrir otro desastre humanitario, a menos que se encuentre rápidamente alojamiento para cientos de miles de víctimas del terremoto. «El mundo ha seguido adelante, pero la situación en el país no mejora, sino que incluso empeora», señaló Sidibé.