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Vacaciones: si elige destinos exóticos, cuídese de la rabia

Viajar a lugares exóticos, distintos de la cultura occidental, tiene un particular encanto y abre la mente a otras historias y formas de vida. La contracara de estos lujos son las enfermedades endémicas de esas zonas, como la rabia. El año pasado, un médico estadounidense que había viajado a la India murió a causa de esta grave enfermedad.

 

Si bien el perro suele ser el animal que primero viene a la mente cuando se habla de esta afección, pueden contagiarla otras especies como los zorros y los monos. En las ciudades, los dos reservorios por excelencia son el perro, en primer lugar, y el murciélago, en segundo.

 

Muchos países han logrado controlar la rabia canina a través de la vacunación masiva de mascotas. Sin embargo, en países más pobres, en los que el índice de canes no domesticados es muy alto y en los que no se han adoptado políticas de salud pública sólidas para combatir la rabia, como la India, esta enfermedad provoca miles de muertes año tras año.

 

La rabia es causada por un virus que se encuentra en la saliva de animales infectados que, cuando entra en contacto con las mucosas o con una herida abierta de un ser humano (por lo general tras una mordedura( se dispara una rápida cuenta regresiva. Si no se aplican medidas profilácticas en lo inmediato, se produce la muerte.

 

El virus no ingresa en el torrente sanguíneo, sino que se aloja en las terminaciones nerviosas. A partir de allí, llega al cerebro. Dada la densidad de las terminaciones nerviosas en la cara y las manos, las mordeduras de animales infectados en estas áreas del cuerpo revisten un mayor peligro.

 

El período de incubación de la enfermedad suele variar entre un mes y tres. Así ocurrió en el caso del médico de Estados Unidos que había viajado a la India. Aproximadamente 90 días después de su regreso comenzó a presentar síntomas típicos de la rabia: fiebre, escalofríos, malestar, ansiedad, hidrofobia (miedo al agua), espasmos musculares. También pueden aparecer parálisis, alucinaciones, hipersalivación y dificultad para tragar.

 

Ante una mordedura de perro o de murciélago (u otro animal), es fundamental limpiar bien la herida con agua y jabón durante quince minutos, y consultar al médico, quien decidirá si es necesario aplicar inmunoglobulina o vacunas contra la rabia. Esto es de especial importancia cuando se desconoce si el perro ha sido inmunizado.

 

Si se toman estas precauciones, se logrará prevenir la enfermedad con éxito. De lo contrario, una vez que aparecen los síntomas, el mal avanzará hasta producir un cuadro de encefalitis, que terminará provocando la muerte en casi todos los casos.

 

En el ámbito local, la erradicación de la rabia requiere la vacunación de las mascotas, un control por parte de las autoridades sanitarias y la concientización de la población acerca de la enfermedad. De hecho, la masividad de estas medidas ha provocado la disminución de los casos de rabia en muchos países, incluso en Argentina.

 

Por otro lado, cuando se está planeando un viaje, es recomendable consultar a un especialista en medicina del viajero, quien está capacitado para brindar información sobre las enfermedades endémicas del lugar de destino y para aconsejar sobre las medidas de precaución que deben tomarse antes de subirse al avión. Esto es de una importancia aún mayor cuando se viaja a lugares con sistemas sanitarios precarios, en los que posiblemente no haya recursos profilácticos en caso de sospecha de rabia.

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