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Vacuna antigripal: la mejor estrategia de prevención

La medida más simple e importante para prevenir la gripe y sus complicaciones es la inmunización. Si bien la mejor época para vacunar a los grupos de alto riesgo es entre marzo y mediados de mayo, la actividad más alta del virus se presenta desde junio hasta principios de septiembre, por lo que la vacunación es beneficiosa para estas personas aun avanzado el invierno.         

En la actualidad, existe en el mundo una “familia” de vacunas para la prevención de la gripe. A nivel local, contamos  sólo con las llamadas vacunas inactivadas, para cuya producción se realizan procesos de laboratorio que modifican al virus, con el fin de evitar que se encuentre “vivo”  y produzca la enfermedad al ingresar al organismo. A su vez, todas estas vacunas son trivalentes, es decir, protegen contra los tres virus de influenza que circulan en la temporada: A (H1N1), A (H3N2) y B. Y demostraron ser seguras y efectivas contra la enfermedad o sus complicaciones.

En los últimos años, se desarrollaron distintas estrategias que tienen como objetivo aumentar la respuesta protectora, prolongarla en el tiempo o mejorar la adherencia a la vacunación, es decir, lograr que más personas se inmunicen. En Argentina, está disponible la vacuna antigripal trivalente de aplicación por vía intradérmica en personas de entre 18 y 59 años. Una de las principales ventajas que ofrece esta nueva modalidad es la utilización de un sistema de microinyección que permite la aplicación precisa de la vacuna en la dermis –la capa  superficial de la piel–, y hace posible la utilización de agujas más pequeñas. Así, la aplicación  es menos invasiva, más superficial y más segura que la habitual intramuscular, ya que no lesiona venas ni nervios. Asimismo, la administración es más rápida y menos dolorosa que por la vía tradicional, lo cual mejora la aceptación de los pacientes.

Gracias al importante desarrollo de vacunas antigripales en los últimos años, hoy existen vacunas seguras y eficaces. Pero es aún un desafío lograr que las reciban quienes necesitan o deben prevenir una enfermedad como la gripe, que cada año puede afectar al 20 % de la población y ser causa de hospitalizaciones y muerte, sobre todo en los grupos considerados de riesgo.

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