Dos equipos de científicos han creado en el laboratorio «estructuras similares» a embriones tempranos a partir de células humanas, unos modelos que permitirán ampliar los conocimientos sobre las primeras etapas del desarrollo, la aparición de problemas congénitos al comienzo de la vida o nuevas terapias para tratar la infertilidad.
Sin el empleo de óvulos ni espermatozoides, un equipo internacional de científicos liderados por una Universidad de Australia ha conseguido crear en un laboratorio un modelo de embrión humano en su fase más temprana reprogramando células madre extraídas de la piel de una persona adulta.
Para evitar la creación de «bebés a la carta», la legislación internacional prohíbe que este tipo de embriones humanos realizados «in vitro» pasen la barrera de los primeros 14 días.
Este avance revolucionará la investigación sobre las fases del nacimiento de los seres humanos, según los resultados de esta investigación liderada por la Universidad de Monash en Melbourne (Australia) que acaba de publicar la revista Nature. Este equipo, dirigido por el científico argentino José Polo, ha reprogramado con éxito células madre de la piel y las ha integrado en una estructura celular en tres dimensiones que es (desde el punto de vista morfológico y molecular) similar a los blastocistos humanos, que forman los embriones.
El objetivo de esta investigación no es diseñar «bebés» en un laboratorio, sino poder estudiar mejor los casos de infertilidad tanto en hombres como en mujeres y también algunas enfermedades hereditarias, porque, hasta ahora, la única forma de estudiar estos primeros días del desarrollo humano ha sido mediante el uso de blastocistos difíciles de obtener ya que había que acudir a embriones descartados en los procesos de fertilización in vitro.
Avance revolucionario
Estos blastocistos creados en un laboratorio se llaman «iBlastoides» y permitirá a los científicos «estudiar los primeros pasos del desarrollo humano y algunas de las causas de la infertilidad, las enfermedades congénitas y el impacto de las toxinas y los virus en los embriones tempranos, sin el uso de blastocistos humanos y, lo que es más importante, a una escala sin precedentes. acelerando nuestra comprensión y el desarrollo de nuevas terapias «, ha explicado el profesor José Polo.
Los «iBlastoides» modelan la genética y la arquitectura generales de los blastocistos humanos, incluida una estructura similar a una masa celular interna formada por células similares a un epiblasto, rodeadas por una capa externa de células similares a un trofectodermo y una cavidad que se asemeja al blastocele.
En los embriones humanos, el epiblasto se convierte en el embrión propiamente dicho, mientras que el trofectodermo se convierte en placenta.
No son bebés
Sin embargo, los «iBlastoides» no son completamente idénticos a un blastocisto. Por ejemplo, los blastocistos tempranos están encerrados dentro de la zona pelúcida, una membrana derivada del óvulo que interactúa con los espermatozoides durante el proceso de fertilización y luego desaparece. Como los «iBlastoides» se derivan de fibroblastos adultos, no poseen zona pelúcida», ha aclarado el profesor Polo.
Hace cuatro años, dos equipos de científicos de Reino Unido y Holanda lograron crear estos modelos de embriones humanos a partir de células madre de ratones.
Desde entonces, y para evitar problemas éticos, la Sociedad Internacional para la Investigación con Células Madre está a punto de publicar directrices para la investigación sobre el modelado de embriones humanos in vitro.
De hecho, en un artículo publicado en la revista científica Stem Cell Reports el año pasado, esta Sociedad avanza que «si tales modelos pudieran desarrollarse para el embrión humano temprano, tendrían grandes beneficios potenciales para comprender el desarrollo humano temprano, para la ciencia biomédica, y para reducir el uso de animales y embriones humanos en la investigación».