La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad inflamatoria, autoinmune y desmielinizante que altera principalmente al sistema nervioso central, cerebro y médula espinal. Se llama desmielinizante porque lesiona la vaina de mielina que recubre y protege a las células nerviosas. Esta lesión genera lentitud o bloqueo de la conexión entre el cerebro y el cuerpo, produciendo síntomas característicos de la esclerosis múltiple.
Según la Dra. Valeria El Haj, director médica nacional de OSPEDYC, “En el mundo, la EM afecta aproximadamente a 2.8 millones de personas y es de 2 a 3 veces más frecuente en mujeres, con inicio de las manifestaciones clínicas y diagnóstico entre los 20 y 40 años de edad. Es una de las causas más frecuentes de discapacidad en gente joven”.
En diálogo con Doc Salud, la especialista enumeró que los síntomas con los que se manifiesta son muy variables y dependen del sitio donde se encuentra afectado el sistema nervioso. “La presentación más frecuente consiste en la aparición de manifestaciones neurológicas que se denominan recaídas y remisiones”, afirma la especialista.
Por su parte, por la gran variabilidad de síntomas la EM también es conocida como la enfermedad de las mil caras. Entre los síntomas más significativos se encuentran:
● Debilidad o espasmos en los músculos.
● Problemas visuales, dolor y movimientos oculares anormales.
● Entumecimiento o sensación de hormigueo.
● Mareo o alteración del equilibrio.
● Dificultad para hablar o caminar.
● Incontinencia urinaria o intestinal.
● Alteraciones relacionadas con el sexo.
● Sensibilidad al calor, que suele incrementar los síntomas.
● Alteraciones en el pensamiento.
“Hay pacientes cuyos síntomas son mínimos y se mantienen así el resto de su vida, en cambio en otros la degeneración es progresiva a tal grado que se deben incapacitar completamente”, agrega El Haj.
A pesar de los tratamientos, existen formas diferentes de EM, según su progresión. De esta manera puede ser recurrente o remitente, que se refiere a que los síntomas aparecen y desaparecen. Cuando estos empeoran se lo denomina como “recaída”. La duración de los síntomas en este tipo puede durar de días a semanas y habitualmente mejoran lentamente. También la EM puede manifestar de manera progresiva secundaria, en donde incluye a las personas que comienzan con EM remitente o recurrente pero que en determinado momento comienzan a empeorar de manera constante e incluso cuando no están teniendo ataques. Y finalmente, se encuentra la forma progresivo primario, que significa que los síntomas empeoran constantemente desde un comienzo.
¿Cómo se diagnostica?
“Esta enfermedad no tiene una prueba diagnóstica específica”, menciona la Dra. Valeria El Haj. Y agrega que: “El diagnóstico de la EM se basa en la sospecha clínica y en el uso de herramientas que el médico solicitará según el caso”
Por lo tanto, es importante realizar la consulta médica ante la aparición de alguno de los síntomas. Los profesionales de la salud utilizan su historia clínica, examen físico, pruebas neurológicas, resonancia magnética y otros métodos para diagnosticarla.
Los mejores tratamientos disponibles
El tratamiento de esta patología depende del tipo de EM que el paciente presente, por eso es de suma importancia la consulta precoz y los chequeos de salud de rutina.
Algunos tratamientos ayudan a acelerar la recuperación de los ataques, cambiar el curso de la enfermedad y controlar los síntomas. A su vez, como en todas las enfermedades, la actitud positiva y la atención médica son de gran importancia para la evolución y el pronóstico.
“La EM no es una enfermedad mortal, en la mayoría de las personas, la enfermedad progresa muy lentamente, varía de un caso a otro pero no necesariamente produce limitaciones graves en la calidad de vida”, finaliza la Dra. El Haj.