El cáncer es uno de los desafíos de salud más importantes en el mundo, en 2019 se diagnosticaron más de 14,1 millones de nuevos casos y se espera que para 2030 esta cifra aumente a 21,4 millones. En nuestro país se registran por año más de 100.000 nuevos casos, llegando a morir un 60 por ciento de los diagnosticados.
Sin embargo, los avances tecnológicos y un cada vez mayor entendimiento del cáncer, hacen del campo de la oncología una de las áreas de más rápida evolución en la medicina moderna.
La inmunización es fundamental
De esta forma, en las últimas décadas del siglo XX surgieron cambios significativos en el tratamiento de esta patología, dentro de los cuales la inmunoterapia o terapia inmunológica se está considerando como el cuarto pilar en el tratamiento en contra del cáncer, junto a la quimioterapia (aplicación de sustancias químicas al organismo), la radioterapia (tratamiento basado en el empleo de radiaciones ionizantes) y la cirugía, ya sea de diagnóstico, preventiva, curativa, reductora o paliativa.
“La terapia inmunológica rompe el paradigma de los tratamientos tradicionales que venían haciendo foco en atacar a las células tumorales, para otorgar ahora al sistema inmune la capacidad de activar o inhibir una serie de células especiales para que reconozcan y ataquen cualquier antígeno. Este mecanismo de defensa selectiva produce una memoria de respuesta a largo plazo que le permite volver a atacar al tumor en un futuro, incluso después de la remisión, es decir luego de aquel período en el que el cáncer está respondiendo al tratamiento o se encuentra controlado”, afirma el Dr. Miguel Korte, Director Médico de Oncología Cono Sur de MSD. M.N. 94588.
Noticias alentadoras
“Este tipo de terapia podría brindar esperanza y calidad de vida en pacientes con pronósticos poco favorables, dado que en el pasado se creía que no había ningún tratamiento contra el cáncer una vez que éste se había extendido”, dice Korte. Así, gracias a la innovación en el tratamiento, el cáncer comienza a incorporarse como una patología ya no terminal, sino potencialmente crónica, sumándose a las enfermedades crónicas por excelencia como el asma, el colesterol, la diabetes y la hipertensión. Esto impacta no sólo en la sobrevida de los pacientes, sino que mejora la calidad de vida de los mismos, de modo que pueden reintegrarse a sus labores cotidianas, familiares y profesionales durante el tratamiento.
Nuevos tratamientos
Hace muy poco, y en respuesta al rápido y continuo avance suscitado en la ciencia, se desarrolló un programa de investigación en inmunooncología que ha permitido traer a la luz nuevas moléculas inmunoterapéuticas. Se trata de un exhaustivo programa en constante crecimiento que incluye más de 130 ensayos clínicos y abarca más de 30 tipos tumorales, entre los que se destacan el melanoma, cáncer de cabeza y cuello, cáncer de vejiga, cáncer gástrico, cáncer colorrectal, linfoma de Hodgkin y otros tipos de cánceres difíciles de tratar.
El camino hacia el cáncer como enfermedad crónica
La inmunooncología es el último avance en el tratamiento del cáncer con beneficios probados que se traducen en una mayor sobrevida del paciente y una notable reducción de los efectos adversos. Gracias a anticuerpos monoclonales probados en estudios clínicos, en monoterapia o combinados, que atacan tanto la vía PD-1 y/o la vía CTLA-4, han demostrado avances en la cronificación de cánceres como el melanoma avanzado, la forma más agresiva de cáncer de piel que se caracteriza por el crecimiento descontrolado de las células que producen los pigmentos. “Tal es el caso de la molécula pembrolizumab desarrollada por el laboratorio MSD y aprobada en Estados Unidos por la FDA en 2014, que ha logrado una tasa de respuesta de un 37% y una sobrevida de más de un año en un 81%, números que cambian la historia”, explica el Dr. Matías Chacón, Subjefe de Oncología Clínica del Instituto Alexander Fleming y Secretario General de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC).