La anemia representa un problema de salud pública, teniendo en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud, 614 millones de mujeres y 280 millones de niños en todo el mundo se ven afectados por ella. Además, la deficiencia nutricional relacionada con la ausencia de hierro, principal causa de anemia, afecta al 33% de las mujeres no embarazadas, al 40% de las embarazadas y al 42% de los niños.
Por eso es importante saber cómo y por qué se presenta esta afección, así como identificar los síntomas y factores de riesgo para prevenir potencialmente el desarrollo de esta enfermedad o consultar a un médico a su debido tiempo y recibir el tratamiento adecuado.
¿Qué hacen los glóbulos rojos?
Primero, es necesario tener claro que el cuerpo produce tres tipos de glóbulos: glóbulos blancos para combatir infecciones, plaquetas para ayudar a que la sangre coagule y glóbulos rojos para transportar oxígeno por todo el cuerpo.
Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína rica en hierro que le da a la sangre su color rojo. Esto permite que los glóbulos rojos lleven oxígeno desde los pulmones a todas las partes del cuerpo y asegure que se exhale el dióxido de carbono.
Para producir hemoglobina y glóbulos rojos, el cuerpo necesita hierro, vitamina B-12, ácido fólico y otros nutrientes de los alimentos, por lo que una dieta saludable es un factor importante cuando se habla de anemia.
¿Qué puede causar anemia?
Una persona puede tener anemia por diferentes motivos. Algunas causas comunes incluyen:
* Tratamientos contra el cáncer, como radiación o quimioterapia.
* Pérdida de sangre.
* Ausencia de ciertas vitaminas o minerales en la dieta.
* Niveles bajos de hierro en la sangre.
* Problemas importantes de órganos (incluidas enfermedades graves del corazón, los pulmones, los riñones o el hígado)
* Rojo células sanguíneas destruidas por el cuerpo antes de ser reemplazadas.
* Producción de menos glóbulos rojos.
Tipos de anemia
Las diferentes causas de anemia han dado lugar a una clasificación, que facilita la identificación de los tratamientos más efectivos:
Anemia por deficiencia de hierro.
Anemia por deficiencia de vitaminas.
Anemia por inflamación, relacionada con enfermedades inflamatorias agudas o crónicas.
Anemia aplásica, relacionada con infecciones, ciertos medicamentos, enfermedades autoinmunes y exposición a sustancias químicas tóxicas.
Anemias asociadas con enfermedades de la médula ósea, relacionadas con enfermedades, como leucemia y mielofibrosis.
Anemias hemolíticas cuando los glóbulos rojos se destruyen más rápido de lo que la médula ósea puede reemplazarlos.
Anemia de células falciformes relacionada con una forma defectuosa de hemoglobina que obliga a los glóbulos rojos a cambiar a una forma anormal. Estos glóbulos rojos irregulares mueren prematuramente y provocan una escasez crónica de glóbulos rojos.
Los síntomas de la anemia
En términos de síntomas, la anemia a menudo comienza lentamente, por lo que es posible que una persona que la padece no note los signos de advertencia al principio. A medida que bajan los niveles de hemoglobina, pueden aparecer los siguientes signos:
* Latido cardíaco rápido.
* Frecuencia respiratoria acelerada.
* Dificultades respiratorias.
* Mareos o aturdimiento.
* Dolor en el pecho.
* Hinchazón de las manos y/o pies.
* Piel, lecho ungueal, boca y encías más pálidos de lo habitual.
* Agotamiento extremo.
Factores de riesgo
Existen diferentes factores que pueden acelerar la aparición de anemia; identificarlos puede ayudar a prevenirlos. Éstos incluyen:
* Dieta que carece de ciertas vitaminas, minerales, hierro, vitamina B-12 y folato.
* Trastornos intestinales.
* Menstruación. En general, las mujeres que no han tenido la menopausia tienen un mayor riesgo de sufrir anemia por deficiencia de hierro. Asimismo, la menstruación provoca la pérdida de glóbulos rojos.
* Embarazo.
* Afecciones crónicas como cáncer, insuficiencia renal, diabetes, entre otras.
* Pérdida lenta y crónica de sangre por una úlcera u otra fuente, puede agotar las reservas de hierro del cuerpo.
* Antecedentes familiares.
* Historial de ciertas infecciones, enfermedades de la sangre y autoinmunes trastornos.
* Alcoholismo.
* Exposición a sustancias químicas tóxicas y el uso de algunos medicamentos que pueden afectar la producción de glóbulos rojos.
* La edad. Las personas mayores de 65 años tienen un mayor riesgo de anemia.
Cómo prevenirla
Si bien algunos tipos de anemia no se pueden prevenir, es posible prevenir la aparición de anemia por deficiencia de hierro y vitaminas mediante una dieta nutritiva que incluya:
* Comer alimentos ricos en hierro, que incluyen carne de vaca y otras carnes, porotos, lentejas, cereales fortificados con hierro, verduras de hoja verde oscuro y frutas secas.
* Incorporar folato. Este nutriente, y su forma sintética de ácido fólico, se puede encontrar en frutas y jugos de frutas, vegetales de hojas verdes oscuras, legumbres, porotos, maní y productos de granos fortificados como pan, cereales, pasta y arroz.
* Sumar itamina B12. Los alimentos ricos en vitamina B-12 incluyen carne, productos lácteos y cereales fortificados y productos a base de soja.
* Incorporar vitamina C. Los alimentos ricos en vitamina C incluyen frutas y jugos cítricos, pimientos morrones, brócoli, tomates, melones y frutillas. Estos también ayudan a aumentar la absorción de hierro.
Recomendaciones
En términos generales, existen varios tipos de anemia, cada uno con su propia causa. Puede ser temporal o prolongado y puede variar de leve a grave. Los tratamientos para esta afección van desde tomar suplementos hasta someterse a procedimientos médicos. Sin embargo, es posible evitar algunos factores de riesgo con una dieta sana y variada.