“La diabetes es un problema grave y creciente en todo el mundo, en especial en el mundo occidental tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Para tener una idea, en el año 2000 había en el mundo 170 millones de diabéticos, casi el 3% de la población mundial de ese momento tenía diabetes. Actualmente, hay 425 millones, casi el 9%. En solo 20 años aumentó una enormidad, y a menos que se implementen programas efectivos de prevención, se calcula que en 2045 se llegará a 630 millones de pacientes con diabetes”, afirma el Dr. José Luis Barisani (MN 57706), Director del Consejo Interamericano de Falla Cardíaca e Hipertensión Pulmonar de la Sociedad Interamericana de Cardiología .
Y agrega: “En la Argentina, la situación no es menor. Según la 4ta encuesta nacional de factores de riesgo del año 2019, en Argentina 1 de cada 10 personas son diabéticas, aunque solo 4 de cada 10 conocen esta condición. El aumento de la diabetes se asocia a un estilo de vida que favorece el sedentarismo, la falta de actividad física, una alimentación no saludable, con muchas calorías, grasas e hidratos de carbono, aumento de peso y obesidad, con desarrollo de grasa abdominal, a lo que se suma el estrés”.
¿A qué se debe el aumento de personas con diabetes tipo 2?
El principal factor de riesgo es la obesidad, que aumenta 5 veces el riesgo de diabetes. El 25% de los obesos y 50% de los que tienen sobrepeso, tienen diabetes. Obesidad, sobrepeso y sedentarismo producen resistencia a la insulina, que es el campo propicio que va a desarrollar diabetes tipo 2. Otra de las enfermedades que se asocia mucho a la diabetes es la hipertensión arterial. Un tercio de los hipertensos son diabéticos. También el aumento del colesterol malo, llamado LDL, que se encuentra sobre todo en la grasa abdominal. Luego hay otras enfermedades hormonales, pancreáticas, y factores genéticos: los antecedentes familiares de diabéticos en la familia hacen que sean más proclives.
¿Qué patologías se asocian a la diabetes mellitus tipo 2?
Las personas con diabetes van a ver afectadas progresivamente sus arterias y los pequeños vasos sanguíneos, eso se llama microangiopatía. Esto sucede especialmente en tres órganos (corazón, riñón y cerebro). En el corazón, se manifiesta con angina de pecho, infarto de miocardio e insuficiencia cardíaca. La diabetes también predispone al accidente cerebrovascular. Otro de los problemas es el desarrollo en los diabéticos de enfermedad renal. Esto no siempre se detecta y diagnostica a tiempo, por lo que debe vigilarse la función renal con análisis clínicos periódicos. Casi la mitad de los pacientes que tienen insuficiencia renal, esta fue causada por diabetes. Entre el 20 y el 40 por ciento de los diabéticos presentan nefropatía, o sea que es muy frecuente la asociación entre diabetes y enfermedad renal. Esto requiere que todos los diabéticos controlen periódicamente su función renal, que se hagan análisis de urea, de creatinina, de orina de 24 horas, para ver cómo está el funcionamiento de los riñones y en especial para ver la proteinuria, es decir, la eliminación aumentada de proteínas en orina, que es un indicador de que las cosas no están bien y de que hay que empezar un tratamiento. No atendidos a tiempo, los pacientes que tienen diabetes e insuficiencia renal pueden llegar a necesitar diálisis, trasplante renal o morir por insuficiencia renal.
¿Qué pautas de alarma se deben tener en cuenta para consultar al médico?
Al tener mayor riesgo de infarto, y de daño de las arterias coronarias, el diabético tiene alto riesgo de desarrollar insuficiencia cardíaca: es una complicación grave que se da por pérdida de la fuerza en la contracción muscular o mayor rigidez del músculo cardíaco. En la actualidad se estima que aproximadamente el 2 a 3% de la población general tiene insuficiencia cardíaca, pero si estudiamos a los diabéticos mayores a 64 años, asciende al 12 a 22%. Por otra parte, entre los pacientes que tienen insuficiencia cardíaca, hay muchos diabéticos: hasta el 40%. En Argentina se da lo mismo: los registros muestran que el 30 a 40% de los pacientes internados por insuficiencia cardíaca tienen diabetes. Por otro lado, los pacientes con insuficiencia cardíaca que no tienen diabetes tienen mayor riesgo de desarrollarla.
Las mujeres, mayor riesgo
En las mujeres, la diabetes es especialmente dañina sobre el corazón y los riñones: las mujeres diabéticas tienen hasta 5 veces más posibilidades de desarrollar insuficiencia cardíaca.
Para prevenirlo, todos los pacientes con diabetes deben controlar su corazón, ir al cardiólogo, hacer un electrocardiograma, especialmente un ecocardiograma Doppler, hacer pruebas de esfuerzo periódicamente. De acuerdo a los resultados, se pueden realizar más estudios. Muy especialmente tienen que tener cuidado los pacientes que ya han tenido problemas arteriales, sobre todo coronarios, como angina de pecho o infarto, o que tienen arteriopatía en las piernas, o accidente cerebro-vascular, los que ya han tenido problema con la diabetes, sobre todo si tienen afectados los riñones. El paciente puede sentir disnea, es decir, sensación de falta de aire cuando camina, fatiga, edema en las piernas. Esos síntomas son pautas de alarma de haber desarrollado insuficiencia cardíaca.
¿Cuál es el riesgo de muerte entre pacientes con DT2 e IC?
Los pacientes diabéticos que desarrollan insuficiencia cardíaca tienen mayor mortalidad que los pacientes no diabéticos con insuficiencia cardíaca. Un estudio reciente mostró que un 25% de ellos desarrollaban muerte o internación por insuficiencia cardíaca en el primer año. El 11% de los enfermos con insuficiencia cardíaca moría en el primer año, pero los diabéticos suman un 25 a 30% de mortalidad. Por otro lado, también los diabéticos con insuficiencia cardíaca tienen mayor alteración en la calidad de vida.
¿Qué otras patologías desarrollan pacientes con diabetes tipo 2?
“Otras patologías que pueden desarrollar los diabéticos: la alteración de las grandes arterias y los vasos sanguíneos pueden ocasionar daños en el corazón, riñón, cerebro, como ya dijimos”, sostiene Barisani. Pero también puede afectar los ojos, puede provocar retinopatía diabética, la que puede llevar a la ceguera. Al favorecer la arteriosclerosis, pueden comprometerse también las arterias de las piernas, lo que produce claudicación con dolor en las piernas al caminar, lo que puede requerir de bypass o colocación de stent en las arterias de los miembros. Puede también provocar neuropatías, alteración de los nervios periféricos; y estas dos situaciones (alteración de la circulación + alteración de los nervios) puede provocar el pie diabético que es una de las situaciones más molestas y riesgosas que puede sufrir un diabético. Por otro lado, los diabéticos tienen alterado el sistema inmunitario y esto los hace esto más vulnerables a las infecciones, como sucede por ejemplo con el Covid-19. Por todas estas razones es muy importante el tratamiento de los pacientes diabéticos , especialmente los que tienen además insuficiencia cardíaca y renal.
¿Qué tratamientos pueden aplicarse para mejorar los cuadros clínicos de personas con DT2, IC y enfermedad renal crónica?
Es importante, en primer lugar, mantener un peso corporal adecuado, una alimentación saludable, realizar ejercicio físico, por supuesto no fumar, hacer los controles periódicos, cuidar el riñón, cuidar los pies, cuidar todo el resto del organismo. Hay medicaciones especiales para la diabetes e insuficiencia cardíaca, dos patologías que se asocian mucho. La medicación se orienta al control glucémico (control de la diabetes) con medicamentos orales y en ocasiones insulina, aunque en la diabetes tipo 2 raramente se requiere insulina. Pero esto no alcanza, debemos evitar las complicaciones. Algunos fármacos son más efectivos en evitar las complicaciones cardiovasculares y renales que otros. Por otro lado hay medicamentos para pacientes con insuficiencia cardíaca, tengan o no tengan diabetes, que son los inhibidores de la enzima convertidora, los betabloqueantes, y recientemente un grupo nuevo que son los inhibidores del SGLT2 o gliflozinas. Estos medicamentos, como por ejemplo la empaglifozina, actúa por un lado protegiendo al riñón, protegiendo que no desarrollen o progrese la insuficiencia renal, que eso asociado a la insuficiencia cardíaca puede hacer mucho más difícil todo el tratamiento y empeorar el pronóstico. Por otro lado, también bajan la glucemia, actúan como muy buenos antidiabéticos y sobre todo, tienen un efecto muy efectivo en pacientes con insuficiencia cardíaca, logrando una reducción significativa de la mortalidad y las internaciones por descompensación, una mejoría en la fuerza de contracción del corazón y una mejoría en los síntomas y la calidad de vida de estos pacientes. Estos fármacos han revolucionado el tratamiento de los enfermos diabéticos con y sin insuficiencia cardíaca y de los pacientes con insuficiencia cardíaca con y sin diabetes, al lograr mejoría de la supervivencia y de la calidad de vida.