En el marco del Día Mundial del Cerebro, que se celebra cada año el 22 de julio, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) alerta sobre los riesgos “silenciosos” que plantea la hipertensión arterial (HTA) para la salud cerebral.
“Aunque al principio no plantea síntomas evidentes, la hipertensión produce un compromiso vascular silencioso (es decir, asintomático), que aumenta el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular (ACV) en el futuro. Además, la HTA compromete la función cognitiva”, enfatizó Augusto Vicario, médico cardiólogo y miembro titular de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
“A tal punto que la Asociación Internacional de Alzheimer considera a la HTA como el principal factor de riesgo vascular modificable para sufrir demencia de Alzheimer”, agregó.
El daño vascular cerebral que se produce como consecuencia que la HTA es “silenciosa” por muchos años, hasta su primera manifestación. Inicialmente los trastornos cognitivos en pacientes hipertensos suelen reducirse a distintos grados de pérdida de la memoria.
“Para detectar el compromiso cerebral es necesario realizar una evaluación más completa, mediante test neuro-cognitivos simples, ya que el ACV puede ser prevenido por un adecuado tratamiento y control de la presión arterial”, señaló Vicario.
Los síntomas del ACV pueden ser pérdida de memoria transitoria, desorientación, pérdida de fuerza en una extremidad, ceguera de un ojo o dificultades para articular la palabra. Cuando los síntomas duran menos de 24 horas el cuadro se denomina ¨ataque isquémico transitorio¨, mientras que cuando dura más se denomina ACV, y puede dejar secuelas, o no.
El daño vascular que produce la HTA puede pasar desapercibido durante muchos años, pero afecta a diferentes estructuras cerebrales. A largo plazo puede comprometer seriamente las funciones cognitivas, aunque en general esto se manifiesta bastante más tarde.
“Cuando el deterioro cognitivo es tan avanzado que compromete las habilidades de la vida diaria y la autonomía del paciente, aparece la demencia. Es decir, la pérdida de la autonomía por un deterioro cognitivo avanzado. La prevalencia de la demencia aumenta con la edad, por lo que la edad es considerada el principal factor de riesgo. Además es más frecuente en mujeres que hombres”, detalló el miembro titular de SAHA.
Hasta el momento no existen drogas que curen el deterioro cognitivo o la demencia. Los fármacos existentes solo controlan transitoriamente los síntomas que puede provocar la enfermedad, pero el curso de esta última es progresivo a pesar del tratamiento. “La única intervención válida es la prevención mediante el adecuado control de los factores de riesgo vascular -hipertensión arterial, dislipemia, diabetes, tabaquismo, sedentarismo-. Se ha demostrado que si se logra retrasar la expresión clínica del deterioro cognitivo en cinco años, la prevalencia de demencia cae a la mitad en los próximos diez años. La HTA es el principal factor de riesgo vascular para la demencia, por lo cual es menester que la tratemos y controlemos adecuadamente”, alertó Vicario.