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Información accesible, la clave para el buen uso de medicamentos de venta libre

El dolor es transparente. Se nota en la expresión del rostro, el ritmo de trabajo y el estado de ánimo. Cuando aparece, se busca con toda urgencia que se vaya lo más pronto posible y en ese momento se acude a los medicamentos de venta libre, que según determina la Ley 16.463, “son aquellos destinados a aliviar dolencias que no exigen en la práctica una intervención médica y que, además, su uso, en la forma, condiciones y dosis previstas, no entrañan, por su amplio margen de seguridad, peligros para el consumidor”.

A pesar de ser seguros, las urgencias o el desconocimiento pueden llevar al mal uso. Sin embargo, existen herramientas disponibles para informarse así como también propuestas innovadoras para garantizar no sólo que los datos de los medicamentos de venta libre estén disponibles, sino que puedan llegar de manera accesible a la población.

Prospectos digitales y nuevos modelos de farmacia son algunas de las ideas que se trabajan para hacer más accesible la información sobre las especialidades de esta categoría y así evitar efectos colaterales en tiempos en los que surgen debates sobre la palabra “automedicación”.

Situación Argentina en el contexto mundial

Los errores en la administración de los medicamentos es un tema que preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que en marzo de 2017 lanzó una iniciativa mundial para reducir a la mitad los daños graves y evitables relacionados con la medicación en todos los países en los próximos cinco años, partiendo de la base de que “tanto el personal sanitario como los pacientes pueden equivocarse al solicitar, prescribir, dispensar, preparar, administrar o consumir un medicamento equivocado, en una dosis equivocada o en un momento equivocado”. La agencia sanitaria de la ONU especifica que los errores pueden evitarse, pero para tal fin se se necesita  poner en marcha “procedimientos para que el paciente correcto reciba la medicación correcta en la dosis correcta, por la vía correcta y en el momento correcto”.

La doctora Jimena Worcel, directora médica de la Cámara Argentina de Productores de Especialidades de Venta Libre (CAPEMVeL) aclaró que aunque ningún medicamento es inocuo ni está exento de un mail uso, “el principal riesgo se percibe cuando se cometen errores con los medicamentos de venta bajo receta, porque una de las grandes diferencias que tienen los de venta libre son un mayor perfil de seguridad”.  Es que para que el Subcomité de Condición de Venta de la Administración Nacional de Medicamentos y Tecnología Médica (ANMAT) decida cuáles pueden adquirirse sin la necesidad de ser prescriptos deben cumplir una serie de requisitos, entre los que se incluyen que no generen dependencia, que posean un amplio margen terapéutico y un bajo riesgo de reacciones adversas.

Worcel, quien también fue evaluadora técnica de la ANMAT entre 1999 y 2005 y participó del “switch” o del pasaje de venta bajo receta a venta libre de ciertos medicamentos, hizo hincapié en que los de venta libre “son para padecimientos muy específicos y de fácil reconocimiento, como por ejemplo dolores de cabeza menstruales, piojos u hongos en los pies, y recomendados por un período de tiempo muy acotado, por lo que se suele aclarar en el prospecto que si no se presentan mejoras tras transcurrir ese plazo, se consulte a un médico”.

A su vez, la directora médica de CAPEMVeL destacó que los llamados de venta libre “apenas representan el 10% de las ventas del total de medicamentos”, y la consultora IQCVIA realizó un ránking de los más vendidos en nuestro país. El primer lugar se lo lleva el paracetamol combinado, con el 10% de las ventas en pesos, seguido del ibuprofeno con un 4% y el paracetamol, con un 4%. También están presentes el ácido acetil salicílico -más conocido como aspirina- solo y combinado, antiinflamatorios como el diclofenac, mucolíticos y expectorantes como la bromhexina, antioxidantes como el retinol y desinfectantes como clorhexidina.

Juan Manuel Santa María, director de Consultoría y Servicios de IQVIA para Cono Sur, Andes y Norte de Latinoamérica, completó que los principales segmentos terapéuticos de medicamentos de venta libre son preparados dermatológicos (emolientes, protectores y cicatrizantes); analgésicos y antipiréticos; antiespasmódicos y protectores hepáticos; productos para el dolor y la inflamación; antigripales y descongestivos laxantes; antitusivos y expectorantes; mientras que hay otras especialidades que no son estrictamente medicamentos de venta libre sino suplementos dietarios como leches infantiles y vitaminas.

Porcentajes de los productos de venta libre más vendidos (En pesos y unidades)


Ante un escenario en el que los analgésicos y los antipiréticos están sin duda a la cabeza, Rubén Sajem, presidente de la Sección Farmacéuticos del Colegio Oficial de Farmacéuticos y Bioquímicos de la Capital Federal (COFyBCF) resalta que el rol del farmacéutico es vital para la adquisición de los medicamentos de venta libre, porque sin darse cuenta, la persona puede ingerir dosis superiores a las recomendadas. “Hay quienes toman varios sobres de té antigripal por día y cada uno de ellos contiene 500 miligramos de paracetamol. Si se le suma un antigripal que también lo incluye en su fórmula y otro comprimido más para bajar la fiebre, la persona puede llegar a ingerir 5.000 miligramos diarios, cuando la dosis máxima diaria permitida es de 4.000. Por eso, si alguien solicita esos medicamentos en el mostrador, el farmacéutico debe advertir que los tés y los antigripales ya contienen paracetamol”, destacó.

A partir de la Ley 26.567 se determinó que todos los medicamentos, incluso lo de venta libre deben ser dispersados de forma exclusiva en farmacias habilitadas, que tienen que ser entregados en el mostrador por un profesional del rubro o bajo su supervisión y que es deber del farmacéutico informar sobre los posibles efectos adversos. En ese contexto, Sajem indicó que “la OMS no habla de venta de medicamentos sino de dispensa, porque no se entrega sólo un producto, sino también la presencia activa del farmacéutico. Por ejemplo, si una adolescente pide todos los días un laxante, muchos de ellos de venta libre, el farmacéutico debería preguntar para que lo usa porque podría estar cursando un trastorno alimentario. O si una embarazada busca una sal de frutas con una aspirina, vas a advertirle que no la puede tomar, ni tampoco el ibuprofreno”.

Información disponible: cómo llegar, reclamarla, interpretarla y aprovecharla

“Es frecuente que a la palabra automedicación se le dé una connotación negativa, pero sólo hablamos de ella cuando nos referimos a los medicamentos de venta libre. Lo que ocurre es que en Argentina es fácil conseguir medicamentos bajo receta sin presentarla. En ese caso, no me estoy automedicando, lo que hago es ‘autoprescribirme’, porque adquiero lo que debería ser indicado por un médico. En todo caso yo hablaría de un mal o un buen uso de los medicamentos”, enfatizó Worcel.

Para orientarse sobre una toma responsable, la ANMAT tiene publicado en su página el documento “Recomendaciones para el buen uso de medicamentos de venta libre” en el que no sólo brindan especificaciones sobre cómo administrar algunos de ellos y claves para su conservación, sino que recomiendan una lectura minuciosa del prospecto.

Worcel ve al prospecto “como un derecho”, porque contiene la información detallada del producto, que ayuda al paciente a tomar sus decisiones. Y agregó que durante el año 2011, la cámara trabajó con la ANMAT para actualizar la regulación de cómo deben estar diseñados, para derivar en la disposición 0753, que describe su esqueleto, y los vuelve más sencillos al utilizar, por ejemplo, un formato pregunta respuesta con dudas sobre cómo se usa y para qué, colores y una tipografía no menor a la Arial 8.

Además recordó que desde 2016 funciona en la ANMAT el Programa de Especialidades Medicinales de Condición de Venta Libre en el cual trabajan en forma integral médicos y farmacéuticos en conjunto con expertos redacción para que la información sobre cada especialidad sea precisa y clara, y que el pack en sí mismo se convierta en una pieza de comunicación.

De hecho, la directora médica de CAPEMVeL relató que cuando la Food and Drug Administration (FDA), el par de la ANMAT en EEUU, busca reclasificar un medicamento de venta bajo receta a venta libre, se le pide a las empresas realizar estudios de comprensión del prospecto para que pueda ser entendido por un niño de 8 años en adelante.

“Hay que bajar a la tierra la información para hacerla accesible a la mayor cantidad de personas en un contexto en el que la persona se vuelve más inteligente y demandante. Si bien la información y los prospectos pueden consultarse en el Vademécum Nacional de Medicamentos de la ANMAT, no todos lo saben y buscamos formatos más amigables. Pero aún si quiere hacerlo, el usuario está libre de consultar al médico para despejar todo tipo de dudas”, destacó.

Sajem, por su parte, comentó que un dicho típico entre sus colegas es que “no hay mejor cosa que preguntar” y lamentó que la capacidad del farmacéutico, en su rol de promoción de la salud “esté subutilizada”, algo que ocurre en el país y a nivel mundial. 

Por más que el medicamento pueda ser entregado por un empleado autorizado, Sajem recordó que “en cada farmacia hay un farmacéutico responsable, cosa que no pasa en todo el mundo”, al que se le pueden consultar dudas que pueden ser resueltas, ya sea en materia de un medicamento de venta libre o en derivarlo a hospitales o a centros, porque, según el profesional “la gente accede al sistema de salud por las farmacias, lugares en donde no existen ningún tipo de barrera sociocultural, y donde se puede realizar cualquier consulta”. 

Nuevas propuestas innovadoras e inclusivas ante problemas frecuentes

Es cierto que el prospecto es clave, por lo que la ANMAT recomienda leerlo en forma minuciosa. ¿Pero qué pasa con los medicamentos que se venden en blíster, como por ejemplo la aspirina y el paracetamol? Worcel aclaró que las empresas otorgan prospectos a las farmacias, pero en la práctica, por lo general, sólo se entrega la tira con los medicamentos. Sajem aclaró que las personas tienen su derecho a reclamarlos y que debería entregarse al menos una fotocopia. Más allá de este caso particular, no es infrecuente que las personas adquieran medicamentos en cajas., pero que las dejen a un lado junto con el prospecto y sólo cargue la tira en la cartera. Entonces, ¿cómo puede estar esa información siempre accesible?

“Una posibilidad es aprovechar las nuevas tecnologías y poner al reverso de todos los blíster un formato con información mínima y un código QR para poder acceder a través del celular a una web con datos detallados. Hay algunas compañías interesadas en implementar la idea en el corto plazo”, aseguró Worcel, quien levantó la apuesta y propuso diseñar un prospecto hablado para personas no videntes, algo completamente innovador si se piensa que sólo se apeló al braille en las cajas.

Por su parte Sajem destacó las conferencias y capacitaciones que realiza el COFyBCF llamadas “Hacia un modelo de farmacia profesional argentino”, en las cuales se capacita al farmacéutico en actividades asociadas a la prevención, la información de la salud y la educación, para que a través de acciones muy simples como la toma de la presión arterial y la medición de los diámetros de cintura y cadera, pueda orientar sobre enfermedades no transmisibles, las que hoy más matan según la OMS. Otro de los ejes es recordar que el paradigma buscado no pasa meramente por ofertar un producto, sino en enfatizar el rol de actor sanitario del profesional farmacéutico.

Confusiones típicas y casos paradigmáticos

Hay situaciones con determinados medicamentos que pueden prestarse a la confusión, y sobre las cuales representantes del sector y farmacéuticos buscan trabajar minuciosamente para aclarar dudas.

Un ejemplo es el del omeprazol, porque en la misma concentración puede catalogarse como de venta libre o venta bajo receta. Worcel indicó que “este caso es paradigmático, pero la diferencia en la forma de adquirirse responde a los usos de este inhibidor de la bomba de protones”.  Explicó que los de venta libre “están indicados para la acidez frecuente y no pueden usarse por más de 14 días porque así fueron estudiados, algo que se indica bien claro en el prospecto y en algunos casos en la caja”. En cambio, los de venta bajo receta “se emplean como tratamiento complementario de la úlcera gástrica y en estos casos, sí se puede utilizar como tratamiento prolongado porque estará supervisado por un médico y administrado en conjunto con algún antibiótico, por ejemplo”, resaltó.

Otro caso que preocupa es el de los antibióticos, que siempre deben ser prescriptos, pero que suelen ser los “sospechosos de siempre” en materia de empleo indebido. Tanto es así que la OMS lanzó en noviembre una campaña para la sensibilización sobre el buen uso de estos medicamentos y brega por “pedir asesoramiento a un profesional sanitario” antes de ingerirlo.

Worcel lamenta que “en ocasiones se vendan este tipo de medicamentos sin presentar la receta, y en estos casos siempre se debería decirle al paciente que acuda primero a un médico”. Mientras que  Sajem sostuvo que la situación de los antibióticos es especial y preocupa al colegio al que pertenece, por lo cual desde esa entidad se realizan campañas para evitar el mal uso.

“Cuando las personas piden medicamentos sin su receta es porque se quieren curar. Esto denota un déficit en la atención sanitaria y las personas acuden a las farmacias porque es un lugar cercano y donde están acostumbradas a hacer las consultas, cuando en lo inmediato no pueden acceder a un médico que les confirme si cursan un cuadro viral o bacteriano. A veces la farmacia se ve en la situación en que un individuo necesita un antibiótico, no puede pedir una receta y no puede mandarlo a un hospital a las cinco de la mañana. Lo que queda es explicar que si lo afectó un virus, el antibiótico no le hará efecto”, indicó  el referente de la COFyBCF y enfatizó que en la clave está en “educar a la población”.

En conclusión, la ayuda del profesional detrás del mostrador, las iniciativas puestas en marcha para diseñar un prospecto y terminar con “la letra chica”, las ideas para emplear los teléfonos celulares a favor de la salud y las nuevas propuestas inclusivas que esperan salir a la luz, le brindan a un valor agregado a la oferta de medicamentos de venta libre, con el fin de que lo urgente no reemplace lo importante.  

 

 

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