Si pasamos más de un tercio de nuestro día detrás de un escritorio o frente a una computadora es más que seguro que hayamos sentido las consecuencias de adoptar una mala postura sentados o, simplemente, el estrés que se acumula en los hombros, la espalda y las piernas. Las «columnas de oficina» son un mal de los tiempos que corren, y uno de los grandes padecimientos de las personas en la etapa más productiva de su vida», explica el quiropráctico Marcelo Barroso Griffiths.
En cuanto a las causas generadoras, la edad puede ser un condicionante: “Lamentablemente, el paso del tiempo deteriora la elasticidad, tornándonos cada día más rígidos, perdiendo movilidad, fragilizándonos. Así vamos paulatinamente perdiendo calidad de vida y generando un tipo constitucional predispuesto para sufrir dolores”, detalla el quiropráctico.
Por otra parte, el sobrepeso es un factor sumamente destructivo a nivel de la columna articular general. Muchas personas que tienen sobrepeso y deciden bajarlo, empiezan a caminar como una de las primeras estrategias para reducir ese exceso de kilos, pero es común que aparezcan los dolores en tobillos, rodilla, columna, etc.
También existe un factor hereditario, es decir, alteraciones de nuestra estructura que en muchos casos son congénitas, de nacimiento, y otras que se adquieren porque tenemos una estructura con una predisposición a sufrir dolores. Barroso Griffiths consigna que “si tenemos una personalidad explosiva, por ejemplo, estamos más predispuestos a estar más tensionados. Y si a eso le sumamos una columna con algún problema en su estructura, nos va a generar dolores a veces hasta sin haber realizado ningún esfuerzo”. Y agrega: “La buena noticia es que se puede recuperar funcionalidad de la columna de manera natural”.
A qué edad son más frecuentes los dolores
De acuerdo con el quiropráctico, luego de los cincuenta años, el cuerpo empieza a manifestar distintas reacciones: los tejidos ceden, los huesos tienden a perder minerales, y aparecen diferentes afecciones. “Las famosas ‘osis’ –asegura Barroso Griffiths– toman protagonismo, tales como artrosis, la osteoporosis o la osteofitosis. Cada una de ellas tiene sus particularidades y provocan, paulatinamente, que se vaya produciendo una pérdida de la movilidad articular”.
“Debemos considerar, entonces, la actividad física regular. La natación, el yoga y el stretching son aliados indispensables para que la rigidez generada por estas patologías no se instale en nuestro cuerpo de manera permanente”, aconseja el especialista.
En el trabajo
Una ergonomía apropiada frrente al escritorio (lo que incluye aspectos como la altura correcta de la silla, el espacio adecuado entre el cuerpo y el monitor, y una buena postura) puede ayudar a la persona a estar más cómoda en sus horas de trabajo y a cuidar su columna. Por ello, se aconseja:
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Tener sillones y escritorios ergonómicos ayuda a generar un ambiente más amigable con nuestra postura. Debajo del escritorio no se deben acumular objetos ni libros, ya que debe haber espacio suficiente para las rodillas, las piernas y los pies.
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Es fundamental prestarle atención a la disposición de la computadora, es decir, que el monitor no esté ni muy alto ni muy bajo. Lo ideal es que esté frente a nosotros, a la altura de nuestra vista, para evitar la mala posición de la cabeza y del cuello y así reducir la aparición de dolor cervical.
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También es importante trabajar con el antebrazo apoyado en el escritorio y no doblar la muñeca para manejar el mouse, ya que en estas malas posturas todo el peso lo soporta el cuello, generando contracturas en la parte alta de la espalda, dolores de muñeca, etc.
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En cuanto a la silla, esta debe ser ergonómica, de altura regulable y con apoyabrazos. Los pies deben quedar apoyados en el piso y los brazos deben apoyar cómodamente sobre los apoyabrazos para que los hombros queden relajados. Además, el respaldo debe acompañar al cuerpo en sus movimientos.