La pandemia, sin dudas, modificó nuestra vida en aspectos sociales, económicos, afectivos y también médicos. El aislamiento hizo que muchas personas con enfermedades crónicas preexistentes interrumpieran su tratamiento. La dermatitis atópica (DA), una enfermedad con brotes de eccemas en la piel que pican mucho e infectan la piel, no es la excepción.
Recientemente, una encuesta del Hospital Italiano arrojó que el 67% de los pacientes con DA no está consultando con su dermatólogo, en parte porque todavía no les resultaba fácil la modalidad virtual de teleconsulta.
Además, uno de cada tres afirmó que su afección se había agravado en estos meses, un 40% manifestó estar con brotes y consideraba insuficiente el tratamiento que venían llevando.
Si interrumpen su tratamiento con emolientes, corticoides tópicos o si alteraron sus rutinas de cuidado de la piel, los brotes pueden ser más frecuentes e intensos. Los dermatólogos estamos para ayudarlos a encontrar juntos la mejor manera de controlar esa situación.
El encierro y el frío perjudican a una piel ‘atópica’ porque la calefacción reseca la piel y el sudor por abrigarse de más la irrita. Ambientes mal ventilados acumulan ácaros que son alérgenos. Además, las emociones como el estrés y angustia, tan propios de esta cuarentena, juegan un papel en la aparición de brotes.
Respecto del alcohol en gel, los pacientes con DA deben recurrir a él solo si no tienen a disposición su jabón habitual, que conocen y saben que no los irrita.
Como recomendaciones habituales, ayuda limpiar el hogar y lavar la vajilla con guantes, siempre humectar la piel con cremas emolientes, darse baños cortos con agua tibia, secarse la piel con golpecitos sin frotar, vestir prendas de algodón, incluido el barbijo, cambiando éste cuantas veces sea necesario, porque al humedecerse por la respiración puede irritar.
Lo fundamental, siempre y sobre todo en este contexto tan extraordinario, es no perder el contacto con el profesional médico. Si los pacientes tienen indicada una medicación inmunosupresora, no deben suspenderla a menos que su dermatólogo así lo indique; cada caso es particular y no hay que tomar decisiones por cuenta propia.
Conocer la dermatitis atópica, diagnosticarla y abordarla adecuadamente permite mejorar la calidad de vida de los pacientes. Afortunadamente, para los casos más severos, hoy contamos con nuevos esquemas de tratamiento, que nos permiten ofrecer mejores respuestas para quienes, quizás, pasaron años sin lograr resultados.
*La doctora María Valeria Angles (MN N° 100.502) es coordinadora del Grupo de Trabajo de Dermatitis Atópica de la Sociedad Argentina de Dermatología y médica de planta del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano de Buenos Aires.