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Qué es fantosmia, la secuela más molesta de Covid-19

De qué se trata la fantosmia, una de las secuelas de Covid-19 (Foto: Pixabay)

La pérdida del olfato y del gusto es uno de los síntomas característicos de la Covid-19”, señala la Dra. Valeria El Haj. Y agrega: “Según los estudios realizados en diferentes países afecta entre un 5 a 85% de las personas infectadas por el coronavirus. Investigadores han analizado la prevalencia de este síntoma en varios subgrupos de pacientes y los estudios concluyen que más de la mitad tienen pérdida de olfato o del gusto y, de estos, en más del 90% en deterioro se produce en los dos sentidos. La pérdida de olfato y gusto debida a la Covid-19 fue predominante en personas jóvenes de menos de 50 años y en mujeres, que representaban un 63% de los afectados con esta sintomatología», explica la especialista.

Tres de cada cuatro pacientes con Covid-19 presentan una mejora de la pérdida de olfato pasado un mes desde el diagnóstico. Esta mejora con el tiempo indica que el virus provoca una inflamación y no un daño permanente al neuroepitelio olfativo en la mayor parte de los pacientes.

“En este sentido -continúa El Haj, directora médica de OSPEDYC- el estudio del sentido del olfato puede ser útil para identificar pacientes que requieran medidas de aislamiento y/o tratamiento inicial y podría reducir el número de contagios evitando la propagación de la Covid-19. En caso de que la pérdida de olfato persista, se debe considerar el inicio de tratamiento, aunque se desconoce la eficacia de los tratamientos disponibles en la actualidad para la disfunción olfativa postviral. Cabe destacar que no hay medicamentos eficaces en la pérdida de olfato y el gusto por causa postviral”.

Sin embargo, el entrenamiento olfativo ayuda a la recuperación del olfato. Esta terapia implica la exposición repetida a un conjunto de olores conocidos (limón, rosa, eucalipto, anís, ahumado, vinagre) durante 10 segundos cada uno, dos veces al día durante, al menos, tres meses. Se trata de un procedimiento seguro y útil en pacientes que lo inician dentro de los 12 primeros meses después del inicio del síntoma. Este entrenamiento mejora la disfunción olfativa y el uso de olores a concentraciones elevadas es beneficioso para la mejora del olfato.

Según la médica otorrinolaringóloga Stella M. Cuevas, “los pacientes con anosmia se deprimen al darse cuenta de la pérdida de este sentido. Se dan cuenta de la importancia del olfato en la vida diaria, ya que es el sentido que da el 80% del sabor y así se afecta la degustación de la comida; interfiere en la higiene personal y del hogar y causa honda preocupación acerca de la persistencia del cuadro”, aseguró. La experta en olfato, alergista y expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA) continúa: “si bien la recuperación del olfato en el contexto de Covid-19 es muy variable, un factor común es lo que sienten los pacientes con anosmia: lo que ocurre es que se altera el receptor que está en la célula olfatoria, que también se llama célula bipolar o nerviosa, y es la única neurona que está fuera del cerebro”.

La especialista afirmó que “muchos pacientes pierden el gusto y el olfato de manera abrupta, de un día para el otro, y lo van recuperando paulatinamente mientras transcurren los 10 días aproximados de la enfermedad. A otros, sin embargo, les lleva un poco más de tiempo”, concluye.

El neurocientífico de la Escuela de Medicina de Harvard, Sandeep Robert Datta, afirma que “Todos los datos hasta la fecha me hacen pensar que la invasión del virus empieza realmente en la nariz, en el epitelio nasal», una capa de células semejante a la piel que se encarga de detectar los olores. «Parece que el virus prefiere atacar las células de sostén y las células madre, pero no a las neuronas directamente»

 

 

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