Los niños gritan, patalean, lloran, algunos lanzan objetos, se tiran al piso, se golpean, lastiman al otro, se enojan o simplemente deciden quedarse quietos y no avanzar. Pero, ¿por qué se comportan de esta manera?
Los niños al crecer adquieren independencia de forma evolutiva y se encuentran con limitaciones. Vivencias que generan frustración. El desarrollo del habla que hace que muchas veces no puedan expresar lo que quieren o necesitan, los frenos a la hora de escoger una comida, un juguete o la ropa que desean usar.
Cualquier situación que despierte en ellos esta insatisfacción, en la que su necesidad no es atendida, genera un torbellino emocional que se apodera del niño. De modo así que se genera un aumento de las hormonas del estrés, generando una explosión emocional que los domina. Durante el berrinche sienten un gran malestar, no pueden escuchar, sus músculos se tensan, el corazón y la respiración se fuerza.
La edad habitual de los berrinches es entre los 2 y 3 años, ese rango se puede ampliar según la personalidad del niño.
¿Cómo podemos enfrentar los berrinches?
•Autocontrol. Respirar, intentar tranquilizarse. El adulto es quien guía la situación y debe enseñarle al niño como enfrentarla. Si es en un lugar público posiblemente los demás miren, gesticulen o intenten intervenir. No dejarse influir por el exterior. El niño que atraviesa un berrinche está sufriendo y debe aprender a manejar la frustración.
• Conexión antes que corrección. Ponerse a su altura, mirarlo, ser empático. Tratar de sentir y entender qué es lo que le pasa, qué necesita, si tiene hambre, cansancio, aburrimiento, deseo no satisfecho u algo no le agrada.
• Escuchar. Es posible que el niño diga qué es lo que le provoca esa necesidad insatisfecha que desencadenó ese torbellino de emociones.
• Validar sus sentimientos. Decirle que usted lo entiende y validar lo que dijo, por ejemplo “entiendo que estés cansado, aburrido pero no podemos hacer eso que deseás en este momento”.
• Ser amable y firme al mismo tiempo.
• Ofrecer alternativas con opciones limitadas.
• Educar en la razón. Decirle al niño “si no esperamos no podremos comprar, ni cenar»
•Retomar lo sucedido cuando ese tranquilo. Durante el berrinche es difícil que incorpore el aprendizaje. Hablar sobre el episodio una vez que el niño se calmó y planear como actuar a futuro ayudará a enfrentar cada vez mejor las situaciones y que vayan desapareciendo.
Es importarte acompañar al niño en esta etapa, de modo así se lo educará para que el día de mañana sea capaz de manejar su frustración y logre resolver sus problemas.
*Asesoró Dra. Nora Zonis. Pediatra, Coach de Familia. Disciplina Positiva, Swiss Medical Center. MN 117822