Poco tiempo atrás se cumplió un año del veto a la Ley 27.335, también conocida como Ley de Trombofilia, que establecía la incorporación de los estudios diagnósticos a todas las mujeres en el Programa Médico Obligatorio (PMO). Pese a las críticas de algunos sectores, la mayoría de los especialistas coincide en que la normativa no era consistente y su tratamiento abrió la puerta a un debate más profundo: ¿cuánto sabemos realmente sobre la trombofilia? El doctor Fernando Neuspiller, director de IVI Buenos Aires, explica de qué se trata y ayuda a identificar mitos y verdades en torno al tema.
• La trombofilia siempre se manifiesta como una enfermedad. Mito.
Es la propensión a desarrollar trombosis como consecuencia de diferentes trastornos de coagulación. Se trata de un factor de riesgo, no de una enfermedad en sí. Puede ser adquirida o hereditaria, pero ser portador no significa que se vaya a padecer efectivamente una enfermedad. Los pacientes de riesgo son aquellos que presentan antecedentes de dos o más abortos menores a 10 semanas, un aborto mayor a 10 semanas o antecedentes de resultados obstétricos adversos como muerte fetal intrauterina, casos de preeclampsia y eclampsia o incluso restricción del crecimiento intrauterino. También entran en el grupo de riesgo pacientes con antecedentes de trombosis arterial o venosa, al igual que mujeres en cuyas familias ya existen casos de trombofilia hereditaria.
•Haber sufrido un aborto espontáneo es señal de posible trombofilia. Mito.
Es importante que las pacientes tengan claro que sufrir un aborto no es indicador de trombofilia, de hecho, las causas más frecuentes son la edad materna y alteraciones cromosómicas en el embrión, que generalmente derivan precisamente de la edad. Esto sucede porque existe actualmente una tendencia creciente a retrasar la maternidad y, a partir de los 35 años, la reserva ovárica de la mujer ya está en casi el 10 % del total y la calidad de los óvulos es peor. Justamente, en pacientes con antecedentes de 1 aborto menor a 10 semanas, la causa más probable es la anomalía cromosómica esporádica del embrión y el riesgo de un nuevo aborto sigue siendo del 10-15 % en una nueva gestación.
• El estudio para identificar la trombofilia es un procedimiento sencillo y de rutina. Mito.
Es relevante aclarar que, de acuerdo al Grupo Cooperativo Argentino de Hemostasia y Trombosis, entre el 10 y el 15% de la población general de mujeres que se embarazan sufren un aborto (esporádico), mientras que el aborto recurrente es mucho menos frecuente y afecta entre el 3 al 5% (2 abortos) o menos de al 1% (3 abortos consecutivos), lo que demuestra que no es consistente aplicar el análisis a todas las mujeres. En cambio, éste debe realizarse a mujeres con dos abortos menores a diez semanas o si la paciente tiene un solo antecedente de aborto, pero de semana 10 a 12 en adelante. Hay que tener presente que no es considerado un estudio de rutina debido a su complejidad. Los estudios sólo deben ser solicitados por un médico hematólogo luego de analizar los antecedentes.
• La trombofilia y la pérdida de un embarazo en general requieren contención psicológica. Verdad.
Perder un embarazo genera un gran impacto emocional en la pareja, ya que también se pierden las esperanzas, las expectativas y la ilusión en torno a ese bebé. En este sentido, efectivamente es muy importante hacer un buen acompañamiento y diagnóstico para poder detectar posibles trastornos depresivos o de ansiedad. Además, teniendo en cuenta que una mujer con trombofilia deberá inyectarse heparina durante todo el embarazo y tener un seguimiento médico particular, es fundamental que cuente con una escucha activa diferente a la médica, donde se le dé espacio para preguntar, informarse y debatir.
• Solo las mujeres pueden padecer trombofilia. Mito.
No es considerada un trastorno exclusivo en las mujeres, sino que es un factor de riesgo para determinadas patologías tanto en hombres como mujeres.
• Una paciente con diagnóstico de trombofilia puede lograr un embarazo a término. Verdad.
Presentar un estado de hipercoagulabilidad no quiere decir que la paciente vaya a tener una consecuencia obstétrica. Si la mujer tiene diagnóstico de trombofilia y el antecedente de aborto, deberá consultar con un hematólogo antes de iniciar la búsqueda del embarazo. El especialista le indicará un plan de tratamiento con heparina, la cual aumentará las probabilidades de legar a término.
“Asimismo, cabe resaltar que presentar trombofilia no pone per se ninguna limitación en la búsqueda de un nuevo embarazo, aunque existen diversos grados y cada cuadro es particular, por eso, la paciente debe estar siempre controlada y asesorada por un especialista y si tiene el antecedente de trombofilia, ya sea hereditaria o adquirida, tiene que hacer una consulta con el hematólogo antes de buscar el embarazo” añadió Neuspiller