Desde 2007, cada 18 de febrero se conmemora el Día Internacional del Síndrome de Asperger, descripto por el sitio autismo.org como “un trastorno del espectro autista (TEA) sin discapacidad intelectual asociada”. La fecha fue elegida por el aniversario del nacimiento de Hans Asperger, psiquiatra austríaco que describió por primera vez este síndrome, que presentan figuras conocidas como la ambientalista sueca Greta Thunberg y la cantante Susan Boyle.
El síndrome de Asperger, es calificado como el más leve dentro de los trastornos del espectro autista (TEA). Según se describe en el sitio web de INECO, el síndrome “es una condición del neurodesarrollo que impacta específicamente en el funcionamiento social y el espectro de actividades e intereses”. De acuerdo con estadísticas internacionales de 2018, 1 de cada 59 personas es diagnosticada con esta condición.
Aunque los síntomas del síndrome de Asperger se presentan a una edad temprana, se suele diagnosticar durante la etapa escolar. Si bien no se sabe cuál es su causa, se conoce que el cerebro de una persona con Asperger funciona de una manera diferente.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), explican que a diferencia de otros trastornos del espectro autista, los niños con síndrome de Asperger no tienen retrasos del lenguaje, y por definición, tienen un coeficiente intelectual al mismo nivel o superior al de la mayoría de los chicos.
Las personas con el trastorno podrían beneficiarse de una capacitación intensiva de destrezas sociales en la escuela o la comunidad, así como de las terapias terapia del habla para aprender cómo comunicarse con otras personas. También pueden ayudar la terapia física ocupacional y los medicamentos para controlar la ansiedad y los problemas de atención.
No existen marcadores biológicos que expliquen su causa. Por lo tanto, un módulo de evaluación interdisciplinaria con instrumentos basados en evidencia (ADOS-2, ADI-R, Evaluación Neuropsicólogica) es considerada una alternativa para la detección temprana.
Los niños y adultos con el síndrome de Asperger podrían:
- Tener problemas para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propias emociones, así como dificultades para entender el lenguaje corporal
- Evitar el contacto visual.
- Desear estar solos, o querer interactuar pero no saber cómo hacerlo.
- Tener intereses muy específicos, a veces obsesivos y hablar solamente de estas inquietudes.
- Hablar de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
- Tener dificultad para hacer amigos y verse nerviosos en grupos sociales grandes.
- Ser torpes o descuidados, o bien realizar movimientos repetitivos o extraños.
- Tener rituales que se niegan a cambiar, como por ejemplo, una rutina muy rígida para irse a dormir.