Cómo trasladar a un bebé es un tema que muchas madres se preguntan. Quienes fabrican portabebés ergonómicos, que ayudan a cargarlos en brazos, argumentan que su uso acarrea múltiples beneficios.
Entre las ventajas que enumeran están facilitar el desarrollo psicomotor del niño; prevenir la displasia de cadera; reducir cólicos; reflujos y gases por la posición vertical del pequeño; ayudar a regular la temperatura y el ritmo cardíaco, favorecer el contacto piel con piel.
Por otra parte, argumentan que facilitan la lactancia, ya que el contacto físico ayuda a regular la producción de las hormonas que intervienen en el proceso de amamantar, precisamente la oxitocina y la prolactina. Además, la cercanía con el bebé ayuda a interpretar y poder responder a las primeras señales de hambre.
Además por el contacto físico se crea un vínculo de apego con el cuidador, lo que le proporciona seguridad al bebé y, por el ángulo en que se lo lleva el niño puede ver de forma constante el rostro de quien lo lleva así como también el mundo exterior, lo que favorece su interacción con el ambiente.
Por más que no se manifiesten en contra de estos productos, la Asociación Española de Pediatría brinda recomendaciones sobre cómo usarlos, ya que su mal empleo puede ser perjudicial tanto para el niño como para la madre.
• Nunca se debe dejar de de vigilar al bebé. Se debe cuidar que las vías aéreas estén siempre abiertas, sin obstrucciones, que la cabeza del pequeño esté descubierta y no pegada al pecho.
• Cuidar la postura, ya que una posición incorrecta puede causar lesiones neurológicas muy graves.
• Aunque hay mochilas portabebés que aguantan hasta 20 kilos, no son recomendables para la madre, porque todo ese peso colgado de los hombros durante mucho tiempo perjudica su espalda.
• Se debe tener mucho cuidado con las caídas, ya que con un bebé colgado cambia el equilibrio, la mamá no se ve los pies y así, el riesgo de tropezar aumenta.