Científicos argentinos realizaron el primer estudio a nivel mundial que abordó la infestación producida por piojos de la cabeza (comúnmente llamada pediculosis) antes y durante la cuarentena producida por la pandemia de Covid-19.
De acuerdo con el trabajo, difundido por la agencia CyTA Leloir, antes del confinamiento la prevalencia de piojos era de 70%, mientras que durante el período de cuarentena más estricto bajó a 44%.
Para arribar a esta conclusión, los científicos del Centro de Investigaciones en Plagas e Insecticidas (CIPEIN), situado en Buenos Aires, y colegas realizaron 627 encuestas en redes sociales a padres que permitieron cubrir una población de 1.118 niños de entre 3 y 14 años comprendiendo todos los niveles correspondientes a la escuela primaria.
“Los análisis realizados reflejaron que la dinámica de infestación-reinfestación de las poblaciones de piojos se redujo marcadamente debido al bajo contacto entre los niños que asisten a los establecimientos educativos”, afirmó a la Agencia CyTA Ariel Toloza, director del estudio e investigador del CONICET en el CIPEIN, que depende del CONICET y de la Unidad de Investigación y Desarrollo Estratégico para la Defensa (UNIDEF).
La investigación permitió comprobar un descenso en los niveles de infestación antes y durante la pandemia, “reflejando que los niños en edad escolar son la principal fuente de dispersión”.
Antes del confinamiento, la prevalencia de piojos en hogares con un niño era de 50%, mientras que, en hogares con dos, tres o más niños los valores ascendían al 80%. Estos valores se redujeron significativamente durante la pandemia, ya que la prevalencia en hogares con un niño fue de 20%; con dos niños, 40%; y en hogares con tres o más chicos fue de 60%, reveló el trabajo liderado por Toloza.
“Cuando analizamos los datos obtenidos de la cantidad de habitantes en el hogar que no eran niños y del número de ambientes en el hogar no encontramos diferencias significativas que expliquen las diferencias halladas. En base a esto es que pudimos afirmar que la presencia de niños en el hogar fue el factor principal de transmisión de pediculosis”, indicó Toloza.
El equipo también notó el impacto de las medidas de control realizadas en el hogar por los familiares (para este caso excepcional) sugiriendo que, en aquellos hogares donde los chicos no interaccionaron con otros, el empleo de simples cuidados como el uso de peine fino o pediculicidas permitieron reducir de manera considerable los niveles de infestación de piojos.
“Esto se pudo ver reflejado por el hecho de que los padres se encontraban en el hogar más tiempo que de lo habitual”, puntualizó Federico Galassi, primer autor del trabajo e investigador del CONICET en el CIPEIN.
Los principales datos del estudio, publicados en “Parasitology Research”, corroboraron la premisa de que si el contacto entre chicos disminuía (como consecuencia de las normas del cierre de colegios e interrupción de actividades extraescolares), los niveles de infestación de piojos también disminuirían por el poco contacto cabeza-cabeza que requieren estos ectoparásitos para colonizar nuevos lugares de cría.
Del trabajo también participaron Isabel Ortega-Insaurralde, del Instituto Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA), que depende de la UBA y del CONICET; y Victor Adjemian, Paola Gonzalez-Audino y Maria Inés Picollo,